Prey

Luego de años y años de desarrollo, de demoras imprevistas, de rumores de cancelación y tantos otros inconvenientes, llega Prey para demostrar por qué valió la pena tanta espera.Los más memoriosos recordarán cuando Prey fue anunciado en sociedad. Corría el año 1997 cuando 3D Realms estaba en pleno apogeo luego de su éxito rotundo con Duke Nukem 3D. Tanto fue así que empezarían a trabajar en su potencial continuación, a la que, aún hoy, todavía no se sabe a ciencia cierta que es lo que le depara el futuro. Si, estamos hablando de Duke Nukem Forever.

Prey, hasta hace un par de años atrás, parecía tener un destino similar al del juego de Duke. Nadie sabía qué iba a ocurrir con él, hasta que Human Head se cargó la responsabilidad al hombro y decidió encaminarle el rumbo. Gracias a ellos, hoy podemos disfrutar de un excelente videojuego de acción en primera persona que, a pesar de no ser ‘el FPS del año’, presenta algunas variantes muy interesantes al género.

Todo comienza en un bar, en las áridas tierras tejanas, territorio de los Estados Unidos. Allí aparece Tommy, un indio Cherokee venido a menos, cada vez más escéptico en cuanto a sus raíces. En ese mismo lugar trabaja Jen, su novia, a la cual nuestro protagonista intenta convencer para marchar juntos a la ciudad. El otro personaje es el abuelo de Tommy, que merodea el bar con su lenta caminata. De un momento a otro, el techo del local deja al descubierto una extraordinaria nave extraterrestre. Ésta, en unos pocos segundos, “absorbe” a Jen, a Tommy y a su abuelo. Comienza la desesperación.

Después de una breve secuencia que recuerda a los tramos finales de Half Life 2, llegamos al planeta alienígena, donde nos damos cuenta que no somos los únicos afectados por el rapto. De hecho, fue una acción masiva. Gracias a la ayuda de un misterioso humano, logramos escapar de la cápsula transportadora; por desgracia, no ocurre lo mismo con Jen y el abuelo, que siguen su rumbo hacia las profundidades del lugar.

Detrás de un diseño sencillamente espectacular, Prey ofrece el mismo esquema de manejo de todos sus colegas del género. La llave inglesa es el primer arma que utilizamos durante los instantes iniciales, pero no pasará mucho tiempo antes que encontremos un enemigo armado y le quitemos su rifle. A partir de allí, comienza la verdadera batalla. Si bien los monstruos, bichos y animales mutantes no vienen en grandes cantidades, pueden llegar a hacer su aparición en cualquier momento y lugar, gracias a la implementación de los portales. Esta característica es, por lejos, lo más asombroso de Prey. El motor de Doom 3 demuestra lo robusto de su estructura, siendo capaz de soportar esta clase de posibilidades. Pasar de un lugar a otro del escenario sin ninguna clase de interrupción por carga es, básicamente, la utilidad principal de los portales. Hay que verlos en funcionamiento para comprobar el por qué de sus virtudes.

Otro maravilloso aporte es el de la física. Hasta ahora sólo habíamos podido apreciar situaciones similares a las de Prey en el título Serious Sam: The Second Encounter. ¿A que situaciones nos referimos? Caminar por los techos a través de sendas especiales, tirotearnos con enemigos que se encuentran en un plano distinto al nuestro y todo tipo de maniobras que la gravedad no permite realizar en nuestro planeta. Además, el uso inteligente de la física se premia durante la resolución de varios acertijos, donde se requiere manipular objetos para lograr un objetivo concreto.

Las armas, como dijimos anteriormente, son las que comúnmente vemos en el rubro, pero diseñadas de tal forma que no se reconocen. Además de la llave inglesa y el rifle con mira para francotirador, también tenemos disponibles unas arañas que funcionan como granadas, un cañón que se recarga con distintas clases de munición (bolas de fuego, rayos letales, vientos congelantes), una ametralladora pesada provista por uno de los ‘jefes’ que derrotamos en la aventura, y varias más.

Durante los primeros segundos que pasamos jugando Prey no podemos dejar de asombrarnos del trabajo puesto en su apartado gráfico. Es verdad, no se trata del más avanzado que se haya visto, pero lo que aquí se destaca es el diseño. Las armas, sin ir más lejos, no son originales en su funcionamiento, pero sí en su apariencia. El planeta donde se desarrolla la acción es un despliegue de grandiosos momentos, donde la potencia del motor en el manejo de las luces y sombras, y en la definición de las texturas, se lleva gran parte del mérito. Los efectos, por su parte, no se quedan atrás. Cada vez que ingresamos en el mundo “espiritual” de Tommy para resolver un acertijo, el tono celestial que cubre la pantalla, en conjunto con la estupenda música indígena, generan sensaciones satisfactorias. Para terminar de redondear este aspecto de forma magnifica, tanto los sonidos generales como las voces de los personajes están excelentemente recreados, aportando credibilidad a cada una de las escenas dramáticas.

Como puntos flojos podemos citar su corta duración, y el hecho de que nuestro personaje no muere: al vaciarse la energía, nos transportamos a un mundo donde el objetivo es dispararle a espíritus para recuperar la vida perdida y retomar la situación justo donde habíamos perecido. Dejando eso de lado, Prey es un indiscutido del género de los FPS, y una compra obligada para todos los seguidores del mismo.

Promedio: 90%