La Real Academia de las Ciencias de Suecia ha galardonado con el Premio Nobel de Física a Andre Geim y Konstantin Novoselov, como reconocimiento a sus aportes indispensables para el desarrollo del grafeno. Este material, que posee una estructura bidimensional útil para el desarrollo de dispositivos electrónicos nunca vistos hasta ahora, revolucionará la tecnología del futuro. Desde los transistores hasta las pantallas táctiles, pasando por nuevos paneles solares, todo parece mejor y más eficiente si se construye con grafeno.
Siguen los anuncios de la Real Academia de las Ciencias de Suecia. Hace algunas horas se dio a conocer el nombre de los afortunados ganadores del Premio Nobel de Física correspondiente a este año. Se trata de dos cientificos de la Universidad de Manchester (Reino Unido), Andre Geim y Konstantin Novoselov. El trabajo que les ha permitido hacerse con el preciado premio tiene relación con uno de los materiales más revolucionarios que se han “descubierto” en las ultimas décadas: el grafeno.
El grafeno no es otra cosa que una capa muy delgada -en rigor de verdad, puede ser tan delgada como el espesor de un átomo- de carbono, el mismo material del que se compone un diamante o la mina de un lápiz. Cuando los átomos de carbono se distribuyen de la forma apropiada para formar el grafeno, se convierte en un compuesto casi mágico, que posee aplicaciones potenciales en el campo de la electrónica. Según los expertos, el grafeno hará posibles ordenadores más eficaces y veloces que los actuales, pantallas electrónicas flexibles y paneles solares más delgados, con un rendimiento nunca visto, entre muchos “milagros” más. Konstantin Novoselov era un alumno de doctorado de Andre Geim en el momento que hicieron este descubrimiento. Ambos científicos obtuvieron las primeras muestras de este material que hoy asombra al mundo por sus sorprendentes propiedades físicas mediante un procedimiento extremadamente simple: “arrancando”, con un trozo de cinta adhesiva, capas de la superficie de un bloque de grafito. El grafito es un material extremadamente barato y abundante, y es la forma de carbono que utilizamos para construir las minas de los lápices.
A diferencia de Robert G. Edwards (85 años), quien a principios de esta semana obtuvo el Premio Nobel de Medicina, estos dos galardonados son jóvenes. Geim, que cuenta con un doctorado en Ciencias Físicas otorgado por la Academia Rusa de Ciencias de Chernogolovka, tiene 51 años. Su colega y ex alumno Novoselov, hoy -al igual que Geim- se desempeña como catedrático en la Universidad de Manchester, recién ha cumplido 36 años. Ambos son rusos de nacimiento, pero desde hace tiempo se encuentran trabajando en el Reino Unido. Están eufóricos por la noticia, y reconocen que “no esperábamos ganar el Nobel”. Los científicos , al igual que Edwards y los demás galardonados cuyos nombres aún no se conocen, recibirán su premio el 10 de diciembre.