A pesar de que la misión de la sonda Phoenix está prácticamente terminada, las noticias sobre Marte siguen siendo muy interesantes. La NASA está trabajando con los datos recogidos a lo largo de todos estos años, intentando determinar si existe una posibilidad realista de que exista vida en el planeta rojo, y si es así, en quá zonas deberíamos buscar. Marcianos ¿están ahí?
Hay algo de lo que estamos seguros: no vamos a encontrar extraterrestres al estilo de “La guerra de los mundos”. Al menos, no en Marte. Pero eso no quiere decir que no haya alguna clase de bicho vivo correteando por ese planeta, aún con sus condiciones ambientales extremas. Es que en las ultimas décadas, los científicos no solo han enviado robots a Marte, sino que también han explorado las regiones más aterradoramente inhóspitas de nuestro planeta, y han encontrado seres vivos habitando fosas marinas con temperaturas superiores a los 100 grados centígrados, en ambientes sumamente secos o ácidos, y hasta en los hielos de la Antártida. Muchos de esos lugares son más inhóspitos que Marte.
La última noticia, surgida está semana, es que la sonda espacial Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), también de la NASA, halló finalmente rocas que contienen minerales de carbonato en el planeta Marte. Simplificando (mucho), podemos decir que los carbonatos aparecen cuando las rocas son cubiertas por agua que contiene dióxido de carbono, calcio, hierro o magnesio. El hecho de que hasta la fecha no se las hubiésemos encontrado en Marte preocupaba a los científicos, ya que la vida tal como la conocemos requiere de agua para desarrollarse. La teoría más aceptada para explicar la ausencia de minerales de carbonato era que el agua en el vecino planeta había sido muy ácida como para permitir su formación. El descubrimiento de la MRO demuestra que las “aguas duras” (ácidas) no cubrían todo el planeta.
Los minerales de carbonato fueron detectados en una región conocida con el nombre de Nili Fossae, en el borde de la cuenca de Isidis, que se formó hace unos 3.600 millones de años. Los carbonatos se disuelven fácilmente en soluciones de pH bajo, por lo que es posible que muchas formaciones de carbonatos creadas en los primeros millones de años de la historia de Marte hayan desaparecido, lo que podría explicar por qué nos ha llevado tanto tiempo encontrar sus huellas. Sin embargo, los hallazgos de la sonda Mars Reconnaissance Orbiter demuestran que algunas regiones del planeta rojo no fueron afectadas por esas difíciles condiciones. Y lo más importante es que si se han preservado los carbonatos de la superficie, otros componentes que contienen carbono (seres vivos incluidos) pueden haber sobrevivido en alguna zona del planeta.
Cuando explora otro planeta, “uno desea encontrar el ambiente más benigno posible, en el que sea fácil encontrar vida", explica Bethany Ehlmann, de la Universidad Brown (EE.UU.). "Resulta muy difícil vivir en un ambiente altamente ácido, como también lo es en un ambiente muy salado. Si tienes aguas [de pH] neutrales, tienes un medioambiente menos difícil para la existencia de vida microbiana", asegura. Cada año que pasa aprendemos más sobre como la vida es capaz de progresar en los ambientes más extremos. Conocemos organismos que sobreviven a 113 grados centígrados, hemos encontrado vida en los hielos de la Antártida, a más de cuatro mil metros de profundidad en el lago Vostok y en ambientes extremadamente ácidos, como el Río Tinto. Al menos en la Tierra, la vida aparece en todas partes. De hecho, hemos encontrado organismos viviendo en rocas, donde apenas puede haber pequeñísimas cantidades de agua, e incluso en los desiertos más secos. ¿Estos lugares son menos inhóspitos que Marte? Posiblemente, pero no demasiado. No resulta demasiado difícil imaginar algunos de estos bichos viviendo en Marte. Y la cuenca de Isidis sería un buen lugar para empezar a buscarlos.
Si miramos más allá de Marte, descubriremos que hay otros rincones de nuestro Sistema Solar en el que pueden existir condiciones benignas para la vida. Las imágenes de Enceladus, una de las lunas de Saturno, recientemente captadas por la sonda Cassini de NASA, y presentadas durante la Conferencia de la Unión Geofísica Estadounidense, demuestran que ese cuerpo celeste se comporta de forma muy parecida a la Tierra, e incluso, podría tener agua liquida bajo su superficie helada. Las fotografías del satélite revelan que su superficie se divide y separa de la misma manera que lo hace el suelo oceánico de nuestro planeta. Para los astrónomos este es un hallazgo "muy emocionante", porque confirma la idea de que ese satélite posee agua bajo la superficie, y quizás vida.
Obviamente, hay una cuestión que no es menor, y es el sumamente controvertido origen de la vida. Es decir, no solo hacen falta condiciones ambientales que, aunque extremas, sean capaces de albergar vida. Esos sacrificados seres, que eventualmente puedan vivir en Marte o en cualquier otro rincón del Sistema Solar, no solo tienen que ser capaces de soportar el frío, calor o falta de agua, sino que de alguna forma tienen que haber llegado allí. Todavía seguimos discutiendo sobre de que forma se originó la vida en nuestro planeta a pesar de que, con el 70% de su superficie cubierta de agua y temperaturas agradables, es un paraíso cuando lo comparamos con Marte.
Es posible que no tengan naves espaciales de tres patas equipadas con aterradores rayos de la muerte pero, definitivamente, es muy posible que los marcianos, aunque microscópicos, estén ahí. ¿No seria una increíble paradoja que, cuando finalmente logremos colonizar Marte, esos pequeñines nos obliguen a abandonar el planeta tal como ocurría con los microorganismos terrestres y los invasores imaginarios de H. G. Wells?