Cada vez que observamos de cerca a un experimento hecho con imanes debemos dejar un espacio para la sorpresa. Aún recuerdo muy bien sus colisiones a alta velocidad (ten cuidado si haces esto en casa), y su curiosa reacción frente a un material clásico como el cobre, pero hoy vamos a explorar un territorio más «orgánico», si se quiere. Me refiero a la relación entre imanes y tomates, carnes al estilo del tocino, e incluso condimentos como la salsa tabasco. La clave requiere explorar los conceptos de paramagnetismo y diamagnetismo, pero al final del día, no es tan complicado…
Prepara una fuente con agua. Coloca en el líquido un soporte que actúe como balsa y que no se hunda. Ahora, ubica sobre la balsa un objeto, y acerca un imán potente (uno de neodimio, por ejemplo). Básicamente puede pasar una de dos cosas: El objeto y la balsa tratarán de reducir su distancia al imán, o buscarán huir de él. Algunos metales (digamos, el hierro) saltarán de la balsa para pegarse a la superficie del imán, pero hay otros materiales que reaccionan frente al imán aún cuando en nuestras mentes imaginamos que no harán nada. Uno de los casos más llamativos involucra a los tomates:
El canal de YouTube Ciencia de Sofá enfrentó a un pequeño tomate con un imán, y por más extraño que parezca al principio, comenzó a escapar. Lo mismo sucedió con un trozo de tocino (que dicho sea de paso, se veía genial) y con una muestra de salsa tabasco. El vídeo hace un sólido trabajo explicando la diferencia entre el paramagnetismo (atracción) y el diamagnetismo (repulsión).
Si los orbitales del átomo contienen un único electrón en vez de dos, eso habilita al electrón «libre» a interactuar con un campo magnético externo. En cambio, cuando los pares de electrones de un átomo se comportan como mini cargas magnéticas en constante movimiento y se acercan a un campo magnético, lo que hacen es generar su propio campo magnético con la polaridad opuesta. Diamagnetismo en acción.
Entonces… ¿qué pasa con el tomate? En realidad, la interacción no proviene del tomate en sí, sino del agua que contiene. La gran mayoría de las sustancias son diamagnéticas, y el agua aparece al tope de la lista. Esto es muy similar a lo que observamos durante la reacción entre un imán gigantesco de neodimio y un balde lleno de sangre. De hecho, puedes hacer la prueba en casa. Consigue un imán, y experimenta usando diferentes frutas y verduras.
Está máquina separa los tomates verdes de los rojos mientras se cosechan. ¿Cómo lo hace?