Todos los que tenemos al menos un perro en la casa conocemos «esa mirada» muy bien: Nuestros compañeros hacen algo malo, y ante el primer regaño ponen cara de niños abandonados bajo la lluvia, como si estuvieran suplicando perdón. Sin embargo, un estudio publicado por el Centro de Cognición en Perros bajo el Departamento de Psicología de la Universidad de Portsmouth sugiere que las miradas no son una respuesta emocional, sino un intento activo de comunicación que se manifiesta especialmente cuando son observados por un humano.
Uno de esos vídeos virales de los que salen mil por semana, enseña a un cachorro siendo regañado por su dueño, quien le anticipa como castigo que le quitará su pollito de peluche y no irá al parque por 15 días. Si nos guiamos por la cara que pone el cachorro, es fácil llegar a la conclusión de que el dueño es un monstruo sin piedad, y debe retirar ese brutal castigo de inmediato.
Pero los ojos tristes son apenas una forma de expresión. Otra reacción muy popular es la de vergüenza, con el perro tratando de esconderse cuando el dueño le enseña aquello que rompió (un zapato, una media, etc.). En general se cree que dichas expresiones son involuntarias, y que cargan con un importante componente emocional, pero un reciente estudio nos lleva en otra dirección.
¿Por qué los perros ponen ojitos tristes?
De acuerdo con los expertos en el Centro de Cognición en Perros de la Universidad de Portsmouth, los «ojos tristes» son una simple respuesta directa a la presencia y atención humana. En el estudio participaron 24 perros de varias razas, con edades de 1 a 12 años, todos ellos mascotas familiares. Los perros fueron atados con una correa a un metro de distancia de una persona, y se filmaron las diferencias en sus expresiones.
El mayor número de registros se dio cada vez que el perro era observado, mientras que abandonaban por completo sus expresiones cuando no recibían atención. Los premios en forma de bocadillos tampoco tuvieron efecto.
Dicho de otro modo, la evidencia sugiere que los perros son sensibles a la atención humana, y que sus expresiones son intentos «potencialmente activos» de comunicación. Los investigadores no han logrado determinar si los perros están conscientes de que se ven «más tristes», o si se trata de una simple reacción para ganar la simpatía de sus dueños. Sin ninguna evidencia científica, me quedo con lo segundo: son manipuladores adorables.