Hoy son algo muy común. Los has usado para llegar a este artículo, y lo más probable es que encuentres varios dentro de él. Los hipervínculos o hiperenlaces parecen poca cosa si uno se limita a su definición formal de «elemento de interfaz», pero tienen una historia maravillosa que va desde el famoso Memex de Vannevar Bush hasta su versión moderna, pasando por la propia invención de la World Wide Web y proyectos paralelos como las HyperCards.
Imagina a la Web actual sin hipervínculos. ¿Acaso podría existir sin ellos? El festival de código que hay detrás de cada página y cada clic nos permite hacer cosas que eran imposibles varias décadas atrás, pero que hoy se dan por hechas. Hasta que alguien tenga una mejor idea, los hipervínculos serán un pilar fundamental de la comunicación electrónica. Al principio los desarrolladores no contaban con demasiados recursos, apenas una pieza de texto subrayada y destacada en azul, pero en estos días casi cualquier cosa se comporta como un hipervínculo, desde corazones y pulgares arriba hasta fotos y vídeos.
Margaret Gould Stewart, vicepresidente de diseño de productos en Facebook (y previamente bajo el ala de YouTube / Google) nos explica la esencia del hipervínculo, y las limitaciones con las que una persona debía luchar antes de su disponibilidad general. Por ejemplo, trasladarse físicamente hasta la biblioteca, solicitar un libro, y esperar semanas a que alguien lo devuelva para poder trabajar o estudiar. Pero el problema no era sólo acceder a esa información, sino que estábamos (y aún estamos) generando cada vez más.
Eso nos traslada a 1945 y el histórico Memex de Vannevar Bush, quien en esencia propuso enlazar libros, registros y comunicaciones de forma mecánica en una especie de súper biblioteca personal. El Project Xanadu buscó expandir el concepto original del Memex y se transformó en el primer gran proyecto de hipertexto que podría haberle ganado de mano a la World Wide Web… pero llegó 38 años demasiado tarde.
HyperTIES (derivada del TIES o The Interactive Encyclopedia System del año 1983) fue la primera solución comercial en usar texto simple como hipervínculo, y fueron las HyperCards de Bill Atkinson y Apple que le dieron un perfil no lineal a los hipervínculos, habilitando el salto de un lugar a otro dentro de una misma historia.
Margaret compara a los hipervínculos con ladrillos Lego. Pequeños bloques básicos que no hacen mucho por sí solos, pero que multiplican su potencial una vez que se conectan entre sí. Por supuesto, no son perfectos: Los hipervínculos se quiebran por millones, y su característica no lineal nos hace terminar en los lugares más extraños, pero la red moderna sería un espacio extremadamente limitado si no fuera por ellos.