Los benchmarks son herramientas esenciales para evaluar el rendimiento y la estabilidad tanto de procesadores como de tarjetas gráficas y memorias en sistemas tradicionales. Sin embargo, la historia es muy diferente cuando ingresamos al territorio de móviles y tablets. Los fabricantes deben encontrar cierto balance entre velocidad máxima, umbrales térmicos y duración de la batería, provocando que el número final de un benchmark convencional sea incapaz de brindar toda la información relevante. Geekerwan en YouTube explica esto muy bien, y nos recuerda el valor de la eficiencia energética en dispositivos móviles.
Vamos a imaginar que has comprado un móvil relativamente nuevo, como un Samsung Galaxy S22. En territorio europeo, este móvil viene equipado con un SoC Exynos 2200, mientras que el resto del mundo accede a un Snapdragon 8 Gen 1. Si lo comparamos con algo como un OnePlus 7 Pro, el S22 tiene varias ventajas, comenzando con una arquitectura mucho más refinada. De hecho, si ejecutamos un par de benchmarks, esas ventajas terminan de manifestarse en sus resultados.
Sin embargo, cuando pasamos a la ejecución de una aplicación específica, es probable que el móvil con tres años sobre los hombros logre derrotar al modelo de última generación. Geekerwan en YouTube usa este mismo ejercicio tomando a Genshin Impact como referencia: El S22 gana en los benchmarks, pero a la hora de jugar, el 7 Pro es más rápido. ¿Por qué sucede eso?
Eficiencia extrema, y los benchmarks en dispositivos móviles
Básicamente, Geekerwan (Yun Fei) lo reduce a una cuestión de eficiencia. El benchmark no hace más que medir la velocidad máxima de un procesador o módulo gráfico bajo condiciones óptimas. Esto tiene sentido en un ordenador de escritorio (que puede alcanzar dichas condiciones con mayor frecuencia), pero un móvil debe obedecer a parámetros como el «gobernador» en un CPU, y el DVFS (Dynamic Voltage and Frequency Scaling), que ajusta frecuencia y voltaje «al vuelo» para reducir el consumo de energía y la temperatura.
Al explorar la eficiencia más de cerca, el usuario también puede comprobar si los fabricantes están diciendo la verdad o no al promocionar nuevos chips. Por ejemplo, Geekerwan indica con sus gráficos que el Snapdragon 888 es peor que el 865 en términos de eficiencia, y el Snapdragon 8 Gen 1 es aún peor que el 888. Al medir potencia máxima, los nuevos SoC claramente rinden más, pero su consumo oscila entre 9 y 11 vatios, lo mismo que algunos ordenadores portátiles. Al parecer, Qualcomm logró solucionar esto con el Snapdragon 8+ Gen 1, por ahora.
En el caso de Apple, sus avances no fueron tan grandes con el A12 y el A13 en relación a la oferta de Qualcomm, pero el A14 aniquiló todo a su paso, y Geekerwen anticipa que los números para el A15 y A16 son aún mejores. Samsung cuenta otra historia: Sus Exynos son inferiores a los chips de Qualcomm, y el Exynos 2200 ni siquiera puede superar al 2100 en eficiencia. ¿Google Tensor? Básicamente no compite, y MediaTek sorprende con su Dimensity 8100, presentando una curva similar a la del A14.
¿Por qué la situación es tan caótica? Geekerwan nos da dos razones: ARM no cumplió con las promesas de rendimiento en sus nuevas arquitecturas, y la fabricación de Samsung es inferior a la de TSMC. Esto se ve reflejado en la evaluación de gráficos, que ocupa la última parte del vídeo. Sin ir demasiado lejos, un Adreno 730 fabricado por Samsung es peor que un Adreno 730 proveniente de TSMC, y esto afecta a todo el ecosistema Android. El dominio de Apple es evidente (en especial cuando A15 entra en la ecuación), y MediaTek busca posicionarse como una especie de «sleeper hit» con sus Dimensity.