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Por qué las correcciones de software se llaman «parches»

En el pasado… era literal

¿Acaso un programa presenta errores? ¿Una vulnerabilidad nos hace pasar un mal rato? No hay problema: Si el desarrollador hace su tarea, en cuestión de tiempo habrá un parche que solucione todos esos inconvenientes y más. Ahora, ¿por qué los llamamos parches? En la actualidad, reescribir líneas de código y reemplazar archivos no tiene nada que ver con tapar agujeros, pero en la era de las tarjetas perforadas, los programadores hacían exactamente eso.

Ningún desarrollador desea ver errores en sus programas. El proceso de corregirlos demanda tiempo, dinero, y un esfuerzo tanto físico como mental que el usuario final no siempre aprecia. Otro problema muy serio está en la sutileza de ciertos bugs. Un «0» en vez de un «1», una coma en el lugar equivocado… el histórico caso del USS Yorktown viene a la mente, después de terminar neutralizado por una división entre cero. Algunos bugs han costado miles de millones de dólares, por lo que lanzar un parche en el momento exacto no es simplemente una buena práctica, sino algo esencial.

Una cinta del Harvard Mark I, 1944. Noten los parches, y el deterioro general sobre su superficie.

«Parche»… si alguien espera un origen complejo o sofisticado para el término, me temo que quedará decepcionado. Cuando el mundo de la informática era gobernado por tarjetas y cintas perforadas, los métodos principales para corregir errores de software eran dos: Cortar la zona afectada usando una tijera y pegar otra con las perforaciones correctas, o en el caso de bugs menores, colocar un parche de cinta adhesiva sobre el agujero en cuestión, y crear uno nuevo. Al mismo tiempo, esto también servía como mantenimiento general, por el simple hecho de que a veces las cintas no tenían errores, sino que se rompían durante su manipulación o rebobinado. Su resistencia mejoró mucho una vez que las cintas de mylar llegaron al mercado.

Una cinta de mylar

Por supuesto, los parches adquirieron otro perfil con el avance del almacenamiento magnético, lo que también alteró al proceso de distribución. Las correcciones manuales y directas sobre las cintas cedieron su lugar a parches blandos que podían ser enviados vía correo, o incluso transmitidos con la ayuda de módems. Lo ideal sería que en el futuro la necesidad de parches desaparezca. Hasta que eso suceda, seguiremos en la pelea.

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Escrito por Lisandro Pardo

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