Si hay un periférico informático universalmente odiado por los usuarios, es la impresora de chorro de tinta. Pasaron más de 30 años desde que las primeras unidades llegaron a las estanterías, y su calidad no ha mejorado, todo lo contrario. Como si eso fuera poco, el precio de la tinta llegó a niveles absolutamente ridículos, algo que golpea de lleno a usuarios ocasionales y profesionales por igual. ¿Por qué? Hoy vamos a explorar las razones.
¿Acaso tu impresora es una criatura maligna y despreciable con la única habilidad confirmada de fallar cuando más la necesitas? Bienvenido al club, amigo. De hecho, no te será difícil descubrir que millones de usuarios sufren la misma calamidad. Por un lado, debemos luchar con controladores más antiguos que el Partenón. Después surgen los conflictos de administración, con colas de impresión trabadas y otros errores mutantes. Finalmente, llegamos a la locura de la tinta.
¿Quieres imprimir en negro? No puedes porque te quedaste sin magenta. ¿Buscas cartuchos alternativos? El fabricante te acusa de ser un pirata traidor, y bloquea la impresora. Y si decides hacer las cosas de forma «oficial»… debes pagar una fortuna. No importa el camino que sigas, como usuario de una impresora de chorro de tinta, terminas castigado. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué la tinta de impresora es tan cara?
Tinta de impresora: ¿Por qué es tan cara?
Bueno… los cartuchos de tinta son en esencia un fraude, inspirado en el viejo modelo de negocios «razor and blades». Tomemos como ejemplo a la impresora HP ENVY Photo 4527 All-In-One. El precio por una unidad nueva oscila entre los 60 y los 70 euros, pero su costo real de fabricación es mucho más alto. ¿Cómo recupera la diferencia HP? Decapitando a sus clientes con el precio de los cartuchos y otros consumibles (papel).
La excusa más común es que las inversiones en materia de investigación y desarrollo son muy altas. La realidad nos dice que el costo de fabricación de la tinta se ubica entre los 10 y los 40 euros por litro (dependiendo de la aplicación), cuando un cartucho oficial HP 302XL negro de 8.5 mililitros (compatible con la antes mencionada HP 4527) cuesta 30 euros.
Esta táctica incluye una virtual declaración de guerra a quien decide rellenar cartuchos, y por supuesto, a quien decide utilizarlos. En 2018, cerca de 900 updates de firmware fueron publicados por apenas nueve fabricantes de impresoras. Son más de dos actualizaciones por día. Las descripciones oficiales casi siempre hablan sobre «mejoras de seguridad», pero lo que hacen es limitar el mercado, y bloquear el uso de cartuchos alternativos.
Pero hay algo más: El usuario ni siquiera accede al total de la tinta en el cartucho. Un estudio de Consumer Reports publicado en 2018 indica que los modelos más populares gastan la mitad de sus cartuchos en ciclos de mantenimiento para conservar a los cabezales en buen estado. La compañía Bellevue Fine Art hizo sus propias pruebas, y la merma oscila entre el 14 y el 21 por ciento.
Obviamente, los usuarios se resisten. Los cartuchos alternativos (muchos importados de China) y los sistemas continuos siguen ganando tracción. Aquellos usuarios que priorizan los trabajos en negro saltaron a la tecnología láser y nunca volvieron atrás. ¿La respuesta de las compañías? Ofrecer «suscripciones de tinta». No es broma.
