Menu
in

¿Por qué el WiFi de los aviones funciona tan mal?

Depende de muchos factores, y el proveedor es apenas uno

WiFi en los aviones

Además de volar más barato, más rápido y más cómodos, uno de los beneficios más solicitados entre los pasajeros es el del WiFi a bordo. El problema es que la calidad de la conexión deja mucho que desear. ¿Acaso es una maniobra de las compañías para que paguemos más? A decir verdad, no tanto. Brindar una señal de Internet a un avión que vuela a 10.000 metros de altura y a más de 800 kilómetros por hora es extremadamente complicado, y aún si se cumplen con todas las condiciones, puede que no sea suficiente.

Si decides visitar un McDonald’s, Starbucks, Burger King u otro establecimiento similar, lo más probable es que obtengas acceso a un WiFi gratuito relativamente estable (portal cautivo de por medio). Ahora, imagina que en vez de disfrutar una hamburguesa o un café, lo que tienes por delante es un viaje de varias horas a bordo de un avión, con comida horrible y niños gritando. Navegar en tu dispositivo móvil sería el escape ideal, pero…

… el WiFi no funciona, o lo hace de forma espantosa. En este punto es cuando cualquiera diría que «estamos en 2019 y no pueden hacer funcionar el WiFi», pero mantener conectada a una nave que se mueve a gran velocidad y a 10 mil metros de altura no es nada sencillo. Si quieres saber por qué el WiFi de los aviones funciona mal (o no funciona directamente), observa esto:


El WiFi de los aviones: Torres y satélites


Las vías de conectividad para un avión son dos: Torres en tierra (Air-To-Ground o «ATG»), o una red satelital. ATG posee una ventaja importante en lo que se refiere a latencia, pero la disponibilidad de las torres es errática en el mejor de los casos, y si tu vuelo debe cruzar el océano… no hay nada por hacer: Sin torres, no hay WiFi. ¿Qué sucede con los satélites? Las tecnologías dominantes son la banda Ku (K-Under) entre los 12 y los 18 GHz, y la banda Ka (K-Above) ubicada entre los 26.5 y los 40 GHz. Independientemente de sus beneficios y puntos débiles, una cosa es segura: Ambas son más rápidas que ATG.


Entonces, ¿cuál es el problema?

En realidad, son cuatro: La línea aérea, el tipo de avión, el proveedor de WiFi, y la región a la que vamos (o de la que regresamos). La batalla por recortar costos es eterna, y la decisión de algunas compañías es simplemente no brindar WiFi a sus pasajeros. Otras lo habilitan sin cargo (JetBlue), y después están las que venden pases diarios, mensuales o anuales (Delta). Sin embargo, que una aerolínea ofrezca WiFi no significa que estará disponible en tu vuelo. Los aviones necesitan ser preparados para la recepción (ya sea ATG o vía satélite), un proceso lento y costoso (palabras que son enemigas mortales de cualquier compañía aérea).



Así llegamos a los proveedores. El cálculo de velocidad se lleva a cabo por pasajero, provocando diferencias muy importantes entre un nombre y otro. Como si eso fuera poco, los contratos tienden a ser muy largos, y todo el hardware es propietario, o sea que si una aerolínea desea cambiar de proveedor, deberá hacer lo mismo con las antenas en los aviones, los servidores, y el resto de la infraestructura. Finalmente, tenemos a las rutas. Para algunas líneas (por ejemplo, Hawaiian Airlines), ofrecer WiFi es una tarea titánica debido a que cruzan territorio sin antenas, por lo que queda muy abajo en la lista de prioridades.

Dicho eso, las aerolíneas están reconociendo a regañadientes la importancia del WiFi en sus vuelos. La Escuela de Economía de Londres cree que el WiFi en los aviones será una industria de 130 mil millones de dólares para el año 2035. Una encuesta de Inmarsat Aviation revela que el 67 por ciento de los pasajeros estarían dispuestos a reprogramar sus vuelos con una aerolínea que ofrezca Internet de calidad. En otras palabras, el WiFi podría ser la diferencia entre una compañía aérea exitosa, y otra siguiendo el camino de los dinosaurios.



Escrito por Lisandro Pardo

Leave a Reply