El título podría rápidamente crear escepticismo en la mayoría, y es totalmente entendible. A veces uno encuentra sorpresas cuando comienza leyendo o viendo algo con gran escepticismo y termina siendo de hecho, algo bastante interesante (me ha pasado varias veces). Con un poco de suerte, esto también podrá serlo para la mayoría de quienes vean esto.
El término ‘pensamiento’ y ‘razón’ fueron palabras inventadas hace mucho tiempo, y a menudo asumimos una representación poco clara de lo que estas dos palabras significan. Nuestro lenguaje aún mantiene muchas de las imperfecciones basadas en los análisis deficientes de nuestros antepasados sobre su entorno. Tal como la palabra ‘milagro’: una palabra muy poco precisa, inventada en un intento de dar explicación a todo suceso que pareciese tan bueno como para poder ser algo terrenal. Los diccionarios son tan antiguos como el lenguaje mismo y podemos incluso encontrar diferentes definiciones a una misma palabra entre diferentes diccionarios. A menudo solemos sorprendemos ante la gran irracionalidad a la que pueden llegar los humanos.
La irracionalidad no debería ser una sorpresa; debería ser algo predecible y comprensible.
Solemos ver la razón como un poder de la mente para crear entendimientos de lo que nos rodea mediante ciertos mecanismos de lógica. Solemos pensar que dependemos de nuestra inteligencia para evaluar nuestro entorno, pero en realidad es el entorno mismo del que dependemos para realizar nuestras conjeturas. Para poder entender la razón podemos pensar en nuestra mente como una computadora: podemos tener una computadora muy poderosa, pero al final, estará limitada por la información que introduzcamos en ella.
La máquina, como nuestro cerebro, sólo pude trabajar con la información que recibe. Si queremos editar una foto, la computadora va a ser incapaz de saber cómo hacer eso, a menos que le introduzcamos la información (que sería el programa que introducirnos). Pero también estará limitado por ese programa y sólo podrá ser tan buena y eficiente como el programa/la información que le introduzcamos. Podemos meterle un programa muy deficiente y lo único que podrá producir nuestra computadora serán resultados igual de deficientes, independientemente de su capacidad de procesamiento.
Lo mismo con nosotros, no importa cuán potentes nuestros cerebros puedan ser, estamos limitados por la información que recibimos. Si recibimos información deficiente, nuestras ideas serán muy deficientes. Esta es la premisa del siguiente video en la que se intenta explicar por qué el humano no puede pensar ni razonar: