Te compras el cacharro de última generación que siempre soñaste tener en el bolsillo o en tu sala, y a los pocos meses su brillante pantalla esta recubierta de rayones. Esta situación es aceptada con resignación por la mayoría de los usuarios. Sin embargo, un nuevo polímero elástico auto-regenerativo podría utilizarse como un recubrimiento que garantice para siempre la integridad de nuestras pantallas.
A pesar de que algo con un diseño tan antiguo como es el ser humano puede auto-repararse cuando recibe algún daño leve, nuestros cacharros –bonitos, caros y modernos– no tienen tanta suerte. Las superficies de los coches, teléfonos móviles, computadoras portátiles, cámaras digitales y muchos otros se van rayando por el uso, no importa que tan cuidadosos seamos al momento de utilizarlos. Se ha buscado durante mucho tiempo un material que de alguna forma solucione este problema. Un enfoque posible es crear algo tan duro que sea imposible de rayar. Pero salvo que consigamos fabricar diamantes a precio de risa, no es una opción viable. Sin embargo, podríamos tener más suerte si enfocamos el problema desde otro ángulo. En efecto, los científicos han experimentado a lo largo de varios años con materiales que tienen la capacidad de “cicatrizar” luego de ser rayados, devolviendo la apariencia lozana a superficies muy usadas.
Se han realizado avances interesantes utilizando nanopartículas, polímetros y geles. Los resultados son prometedores pero ninguno de estos materiales tenía, hasta ahora, posibilidad de ser comercializado en breve. Sin embargo, un articulo publicado en Science por Biswajit Ghosh y Marek Urban, de la University of Southern Mississippi, describe un nuevo polímero aprovecha la luz ultravioleta natural (proveniente del sol) para activar una capacidad latente de auto-regeneración. El secreto de su funcionamiento reside en la combinación de tres componentes químicos diferentes. Uno de ellos es un tipo de poliuretano, un polímero elástico que tiene por si solo una muy decente resistencia al rayado. Para fortalecer su capacidad de soportar daños mecánicos, Ghosh y Urban la ha añadido dos más componentes llamados OXE y CHI. OXE posee una estructura química inestable, ya que es un anillo de cuatro átomos, tres de carbono y uno de oxígeno, muy propenso a “abrirse”. CHI es sensible a los rayos UV.
La idea es que si el poliuretano es dañado por un rayón, la inestabilidad de la estructura de anillo de OXE hace que su molécula se abra y cree una nueva sustancia con dos extremos reactivos. Luego, la luz UV estimula CHI para que forme vínculos nuevos entre las cadenas rotas de OXE y el polímero dañado. Las pruebas demuestran que una pantalla cubierta con este material que recibe un daño razonable, tal como las rayas que se producen al frotarla con otra superficie dura, desaparecen luego de ser expuesta durante media hora a la luz ultravioleta.
Si los experimentos de Ghosh y Urban se traducen en un producto comercial lo suficientemente barato como para que pueda utilizarse para recubrir coches y gadgets, las fundas protectoras y pantallas rayadas serán finamente cosa del pasado.