Gracias a su diseño compacto y un precio que no tiene rival en el mercado, el Raspberry Pi Zero es el mini ordenador por excelencia para proyectos portátiles. Sabemos bien que con los ajustes adecuados es posible convertir al Zero en casi cualquier cosa, y el usuario conocido como Muth decidió seguir la ruta de la cámara instantánea. La PolaPi Zero posee una impresora térmica integrada, una pantalla LCD, y una excelente carcasa fabricada con una impresora 3D.
Nuestra exploración de desarrollos basados en el Raspberry Pi continúa. En lo personal, no estaría nada mal que la fundación Raspberry Pi haga un anuncio en lo que se refiere a futuras versiones del mini ordenador. El Raspberry Pi 3 se encuentra a pocos días de cumplir un año en el mercado, y aunque todavía ofrece el suficiente poder de procesamiento para la mayoría de los proyectos, hay desarrolladores allá afuera muy interesados en alguna clase de upgrade. Lo mismo se aplica al Raspberry Pi Zero, ya que sus dos puntos fuertes (costo y formato) podrían ser optimizados con un SoC más poderoso. Aún así, el humilde Zero ha terminado como corazón y cerebro de muchas iniciativas, incluyendo a la reciente cámara PolaPi Zero.
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Tal y como lo sugiere su nombre, la PolaPi Zero es una cámara instantánea. Su desarrollador bajo el nombre de Muth decidió utilizar como medio a una impresora térmica en miniatura disponible a través del portal Adafruit, y una pantalla LCD Sharp que sirve de viewfinder. La ausencia de un conector DSI en el Raspberry Pi Zero hace que la conexión de la pantalla requiera un poco más de trabajo, pero nada demasiado exagerado. La fuente de energía es una batería LiPo 2S de 7.4 voltios, conectada a un regulador de 5V/3A, más que suficiente para toda la configuración. La carcasa fue impresa en 3D, y la parte óptica es simplemente una cámara oficial de Raspberry Pi. Tanto el LCD como la impresora entregan sus resultados en blanco y negro.
Una buena parte de las optimizaciones que podrían ser aplicadas sobre la PolaPi Zero caen en el terreno del software. Raspbian necesita cerca de un minuto para iniciarse en su configuración estándar, pero es posible reducir eso a 10 o 15 segundos, siempre y cuando estemos dispuestos a ensuciarnos las manos. Fuera de eso, se ve muy bien.
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