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¿Podremos conquistar realmente el espacio?

Charlie Stross escribe ciencia ficción para ganarse la vida. Al contrario de lo que muchos podrían creer, se muestra realmente escéptico respecto de la exploración y colonización del espacio. Según Charlie, las distancias y dificultades son demasiado grandes. ¿Estará en lo cierto?

Como el mismo declara, Stross es un defensor a ultranza de la tecnología y de todo lo que ella pone a nuestra disposición. Pero respecto de la colonización del espacio se muestra bastante más cauteloso. Conocedor de todas las teorías y formas de viaje espacial imaginables, desde las ciudades bajo cúpulas en Marte hasta las gigantescas comunidades viajando a bordo de un cilindro con una ecología autosostenida, explica porque se siente desesperanzado.

Las naves interestelares demoran varias generaciones en llegar a las estrellas, lugar a donde deberemos ir si queremos encontrar planetas habitables. Las consignas detrás de la exploración espacial en general están asociadas a dogmas que rozan el convencimiento religioso, tales como “No podemos permitirnos mantener todos nuestros huevos una sola cesta”, y no a teorías mas realistas.

El principal inconveniente que presenta la exploración espacial es la gran distancia que nos separa de las demás estrellas. Y Charlie Stross lo explica con el siguiente ejemplo:

“Supongamos que una UA (unidad astronómica, la distancia entre la tierra y el sol, unos 150 millones de kilómetros, o 600 veces la distancia de la tierra a la luna) es un centímetro. En esta escala, el Sistema Solar tiene un tamaño pequeño: Neptuno, el planeta más alejado del Sol está a solo 30 cm. Júpiter a 5.46cm. Sin embargo, enviar una sonda a Júpiter demora unos 2.5 años de viaje. Y a Neptuno (solo Voyager 2 ha ido allí) toma 12 años.”

Siguiendo con la analogía, los cometas alcanzan en su viaje distancias de hasta 50.000UA del Sol. En nuestra escala, el Sistema Solar tiene 30 cm de radio, y los cometas viajan hasta 500 metros del sol. A la velocidad de la Voyager 2, demoraríamos 20.000 años en llegar al punto del espacio donde los cometas giran para volver al Sol.

Si quisiésemos llegar a Proxima Centauri, la estrella más cercana al sol, a 267.000 UA deberíamos viajar el equivalente a 2.67 kilómetros (en nuestra escala). A la velocidad del Voyager, serian 106.800 años, unos 1.070 siglos. ¿Y sabes que es lo peor de todo? En Proxima Centauri no hay nada interesante para colonizar.

Gliese 581c es el primer planeta con posibilidades de ser habitable, y esta a 20.4 años luz del Sol, lo que sería, en nuestra escala, una distancia de 16 kilómetros. Nuevamente, si viajásemos tan rápido como la sonda Voyager, nuestro viaje implicaría nada más ni nada menos que 640.000 años.

Con todo esto lo que nos dice Stross es que la tecnología actual es completamente inadecuada para una aventura de este tipo. Y solamente estamos analizando el viaje. Queda por resolver el tema de, por ejemplo, construir un domo lo suficientemente grande para albergar una ciudad, o una nave capaz de transportar a cientos o miles de personas.

Por supuesto, no se trata de pesimismo, sino de ser realistas. Nuestra tecnología es inadecuada, pero también es cierto que estamos dando los primeros pasos en el espacio. Hace solo 100 años era una empresa impensable, y hace poco mas de 500 años tardábamos meses en cruzar el océano, mientras que hoy es un viaje rutinario que hacemos en horas.

Es posible que dentro de un par de siglos, la velocidad de la Voyager sea el equivalente de las Carabelas de Colon si la comparamos con nuestros vehículos futuros. Mientras tanto, debernos contentarnos con soñar despiertos mientras miramos las estrellas.

Escrito por Ariel Palazzesi

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