Durante el encuentro anual de la Sociedad Estadounidense de Química que se celebra en Denver, el director del Laboratorio Nacional del Departamento de Energía (DOE) James Werner ha anunciado que están diseñando las primeras plantas de energía nuclear destinadas a los futuros asentamientos humanos en la Luna y en Marte. Su equipo espera tener listo un prototipo con el que efectuar una demostración en 2012. Sin embargo, no es descabellado preguntarse si luego de lo que ha ocurrido con el carguero espacial ruso y con un par de transbordadores espaciales estamos en condiciones de intentar mandar una central de ese tipo al espacio sin exponernos a una catástrofe nuclear sin precedentes.
La conquista del espacio sigue siendo uno de los objetivos a largo plazo de la mayor parte de las grandes potencias mundiales. A pesar de la falta de presupuesto que enfrentan las agencias espaciales, sus ingenieros siguen planificando la construcción de naves y la colonización del sistema solar. En este marco, los cuerpos celestes que se supone primero debería colonizar la raza humano son la Luna -por una cuestión de distancias- y Marte, por ser el planeta más parecido a la Tierra. Los asentamientos humanos necesitan de energía para funcionar, y una de las formas más simples y compactas de generarlas es utilizar un reactor nuclear. La NASA y otras instituciones relacionadas se encuentran trabajando desde hace tiempo en el desarrollo de reactores que puedan funcionar en ambientes duros como los que se pueden encontrar en esos sitios, y durante el encuentro anual de la Sociedad Estadounidense de Química que se celebra en Denver han surgido novedades al respecto.
El director del Laboratorio Nacional del Departamento de Energía (DOE) James Werner ha anunciado que han comenzado a construir el prototipo de un reactor nuclear para proveer electricidad a los futuros asentamientos humanos en la Luna y en Marte, y también a los astronautas que realicen largas travesías espaciales (llegar a Marte con la tecnología actual requiere de varios meses de viaje). Dicho reactor reemplazaría las actuales células fotovoltaicas o pilas de combustible, y garantizarían el abastecimiento de energía constante por largos períodos de tiempo. Según Werner, “el reactor sería mucho más pequeño que los utilizamos normalmente en la Tierra”, con un tamaño similar al de un horno de microondas grande. Pero a pesar de su reducido tamaño, podrá proporcionar mínimo de 40 kilovatios energía eléctrica, más o menos lo mismo que consumen unas 10 familias en la Tierra. “Se trata de un sistema compacto, confiable y seguro que podría ser crítico para el establecimiento de puestos de avanzada o hábitat en otros planetas”, agregó.
Utilizará “uranio altamente enriquecido, lo que hace que se puedan usar densidades mucho más altas, a diferencia de lo que se hace en la Tierra”, viajará al espacio apagado y se podrá en marcha una vez que abandone la atmósfera terrestre. Mientras que un reactor nuclear convencional utiliza uranio con un nivel de enriquecimiento de entre el 2% y el 5%, el prototipo del DOE requiere uranio enriquecido a más del 70%. Ese material genera calor que luego es convertido en electricidad, sin necesidad de que sea expuesto a la radiación solar. Werner espera presentar el prototipo en 2012, y comenzar las pruebas un año más tarde en las instalaciones que posee la NASA en el Centro de Investigaciones Glenn, en Ohio. Allí someterán al reactor al vacío y a las temperaturas y niveles de radiación extremos que se pueden encontrar en el espacio. Si el reactor supera estas pruebas, podrá ser incluido en el diseño de las futuras misiones, que tengan lugar (o no) dentro de 20 o 30 años.
Es lógico preguntarse si es seguro embarcar en un cohete un reactor de este tipo. Luego de ver lo que puede hacer una central nuclear que falla, como en Fukushima o Chernobyl, y de lo poco fiables que pueden ser nuestras naves espaciales, es natural sentir un poco de temor ante la posibilidad de que una maleta llena de uranio altamente enriquecido explote sobre nuestras cabezas y esparza su contenido en la atmósfera. Los técnicos de la NASA y el personal del DOE conocen estos riesgos, y seguramente están trabajando en algún sistema infalible para que el reactor alcance el espacio sin causar problemas. Esperemos que así sea, y que finalmente podamos establecer un asentamiento humano permanente fuera de nuestro planeta.