Se estima que hasta la fecha más de un millón de personas han sido infectadas con el virus de la gripe H1N1 (ex-gripe porcina) solamente en los Estados Unidos. Al hacer una proyección de esta situación sobre la totalidad de población mundial se obtiene una idea de la magnitud de esta pandemia, y aún faltan meses para tener una vacuna disponible. Por eso, DARPA ha decidido participar en la búsqueda de una solución al problema, creando plantas genéticamente modificadas para que produzcan un medicamento efectivo lo más rápido posible. ¿Tendrán éxito?
La pandemia de la gripe H1N1 está resultando bastante más grave de lo que se estimaba. En algunos países, como Estados Unidos o Argentina, el número de muertes aumenta de forma preocupante. Por eso es indispensable trabajar para la creación de una vacuna que nos inmunice contra esta verdadera plaga. La Organización Mundial de la Salud supone que, al menos hasta septiembre, no estarán listas las primeras dosis, y ya se debate sobre quiénes deberían ser los primeros en recibirla.
Mientras tanto, los expertos en salud pública que hacen un seguimiento del virus H1N1, aseguran que solo una vacuna efectiva que esté disponible rápidamente podría evitar el avance descontrolado del virus. Pero parece que el proceso de desarrollo y producción de este tipo de vacuna no es lo suficientemente rápido como para poder hacer frente al avance de la pandemia con la celeridad requerida. En Estados Unidos, por ejemplo, todavía no se ha decidido quiénes recibirán las primeras dosis del medicamento, aunque el consenso general parece indicar que serán los médicos y embarazadas quienes encabecen la larga fila de pacientes. Con este panorama, no es de extrañar que la omnipotente agencia DARPA, de la que tantas veces hemos hablado en NeoTeo, se haya puesto a trabajar en la búsqueda de una cura.
El enfoque de DARPA para solucionar el problema es bastante curioso. La agencia ha comenzado a trabajar en el desarrollo de una planta modificada genéticamente que pueda crecer rápidamente y en grandes cantidades, y que tenga la capacidad de producir anticuerpos contra el virus de la Gripe A. ¿Suena como algo loco y con poco sentido? Bien, lo mismo pasa con casi todos los proyectos de DARPA, pero una buena cantidad de ellos llega a buen puerto.
Hasta ahora DARPA no ha brindado detalles específicos sobre el proceso que se utilizará para convertir estas plantas en una vacuna aplicable a los pacientes, pero algunos creen que podría crearse una variedad de vegetales comestibles cuyo consumo inmunice contra la gripe H1N1. De hecho, hay antecedentes en este sentido: entre 2000 y 2003, en el Instituto Boyce Thompson se efectuaron ensayos clínicos utilizando papas, tomates y plátanos para “vacunar” voluntarios contra el virus Norwalk, la E-coli y la Hepatitis B. Sin embargo, esta clase de la vacunas suelen ser menos potentes que las tradicionales, y son más difíciles dosificar en forma correcta.
DARPA estima que se podrían producir mensualmente 200 millones de dosis, de 45 microgramos cada una, a partir de solo 10 kilogramos de las proteínas obtenidas de las plantas modificadas. Este número es casi tres veces mayor a los 60 millones de dosis que los laboratorios de ese país podrían tener listas cuando llegue el otoño. El centro de la cuestión es si DARPA es capaz de desarrollar, cultivar, cosechar y procesar sus plantas mágicas antes de septiembre. Si fuese un laboratorio cualquiera, simplemente no lo lograría a tiempo. Pero, tratándose de DARPA, nunca se sabe.