Si algún día pretendemos vivir en Marte, necesitamos sí o sí alterar profundamente la composición de su atmósfera. Mientras que en la Tierra el cambio climático provocado por los gases de efecto invernadero amenazan con proporcionarnos -en pocas décadas- un verdadero infierno terrenal, los científicos ponen a punto compuestos hasta 10.000 veces más efectivos que el CO2, que podrían utilizarse para “descongelar” el vecino planeta.
Cuando nuestros hijos decidan poblar Marte tendrán tres alternativas: o se resignan a vivir debajo de una cúpula que los proteja del frío polar que atenaza todo el planeta; modifican genéticamente sus cuerpos para soportar el frío y la baja presión atmosférica, o provocan un cambio climático a escala global que haga del planeta rojo un lugar tan cómodo -en términos humanos- como la propia Tierra. Nuestra tecnología parece estar más cerca de la tercera solución. En efecto, los científicos creen que no sería demasiado complicado utilizar alguna clase de gas de efecto invernadero para calentar la fría superficie de Marte, y hacer que el planeta sea habitable para los humanos.
Marte es un lugar muy frío. Frío de verdad. Su temperatura media anual es de -55º Celsius, una temperatura similar a la que existe en los polos terrestres. Si realmente queremos establecer colonias permanentes allí, necesitamos calentar todo el planeta. No solo para poder vivir más cómodos, sino para que nuestras plantas y animales puedan desarrollarse sin problemas. En las condiciones actuales, solo un puñado de microorganismos terrestres podría prosperar en el planeta rojo.
Los científicos ya trabajan en la búsqueda de alternativas viables para solucionar el problema. Una de las alternativas más simples y baratas es encender la mecha de una bomba ecológica que logre enviar todo el dióxido de carbono (CO2) disponible -aunque congelado- en el planeta hacia la atmósfera, dónde puede contribuir a mantenerlo caliente. Para que el CO2 comience a evaporarse necesita de un disparador, que bien podría ser la inyección de gases especialmente diseñados para atrapar el calor solar y mantenerlo dentro de la atmósfera. En síntesis, lo mismo que hace tan peligroso el CO2 en la Tierra, pero miles de veces más efectivo.
Algunos especialistas en la atmósfera marciana creen que aunque lográsemos evaporar todo el dióxido de carbono disponible en el planeta rojo, las temperaturas medias de Marte aún seguirían siendo demasiado bajas para sentirnos cómodos. Por eso están abocados al estudio de gases cuyo poder de acumulación de calor en la atmósfera sea mucho mayor al CO2. Margarita Marinova, del Massachusetts Institute of Technology (MIT), propone utilizar perfluorocarbonos (PFCs) creados artificialmente para iniciar el proceso de evaporación del CO2 marciano.
Marinova conoce muy bien el tema. Desde hace años estudia los efectos que tienen los PFCs en el calentamiento global de un planeta. Trabaja en colaboración con Chris McKay, miembro del Instituto de Astrobiología de la NASA, quien asegura que los perfluorocarbonos “solo tienen ventajas al ser aplicados en Marte”. En primer lugar, son sumamente eficientes: una pequeña cantidad de PFC proporciona un gran efecto invernadero. Además, estos compuestos tienen una vida útil muy larga, algo absolutamente no deseado en la Tierra pero que es un factor muy positivo para Marte. Y, lo que es mejor, no tienen ningún efecto negativo en los organismos vivos.
A diferencia de otros químicos, como los clorofluorocarbonos (CFCs), los PFCs no son nocivos para la capa de ozono. El ozono atmosférico existente en la Tierra nos proporciona un excelente escudo protector contra la radiación ultravioleta (UV). En Marte, donde la cantidad de ozono es mucho menor, no podemos utilizar ninguna sustancia que tenga el potencial de dañarla. “Cuando comencemos a calentar Marte,” explica Marinova, “querremos cubrir todo el espectro de la radiación infrarroja termal. Una vez que el CO2 local sea liberado se encargará de la mayor parte de la tarea, y los PFCs se necesitarán solamente como refuerzo”.
De acuerdo con los cálculos del equipo de Marinova, el plazo necesario para calentar Marte depende solamente de qué tan rápido podamos generar e inyectar gases en su atmósfera. “Si se instalasen 100 fábricas de perfluorocarbonos, cada una dotada de su propia fuente de energía nuclear, y funcionasen durante 100 años, se aumentaría la temperatura de Marte en unos seis a ocho grados.” Eso significa que elevar la temperatura media de Marte (-55º) hasta alcanzar 0º nos demandaría unos ocho siglos. En realidad, el tiempo puede ser significativamente menor, porque Marinova no incluye el CO2 liberado en sus cálculos.
Los actuales planes de la NASA para la exploración Marte, que abarcan un período de dos décadas, no incluyen ni siquiera una misión humana pionera en el planeta rojo. Podemos suponer que en ese plazo encontremos la forma de lograr un calentamiento de la atmósfera marciana mucho más eficiente de lo que es posible utilizando las técnicas disponibles en la actualidad. Mientras tanto, nuestro mejor plan parece ser el elaborado por Marinova.