Cuando Bunnie Huang lanzó al mercado su portátil open source Novena, mucha gente se preguntó si valía la pena pagar tanto por un sistema así, pero el costo no fue lo único que nos dejó. El Novena también disparó el entusiasmo de otros usuarios, lo que naturalmente lleva a la inspiración, y de ese modo encontramos al PIvena, una especie de “homenaje” al Novena, en la forma de un portátil Raspberry Pi.
Existe una enorme cantidad de proyectos que hacen uso del Raspberry Pi, y más allá de las diferencias entre ellos, la pequeña plataforma no deja de ser un ordenador, y con la selección de software adecuada, tiene la capacidad de brindar las funciones básicas de un sistema de escritorio. Entiendo que navegar en el Raspberry Pi es más lento de lo que debería, pero en la otra acera encontramos reproducción de vídeo 1080p, soporte para emulación de consolas, y algunas distros Linux muy pulidas. Con una fuente de alimentación adecuada, una carcasa (u otra alternativa para mantener al PCB protegido), y algún método que nos habilite a tomar el vídeo de la salida HDMI, el Raspberry Pi debería asumir el rol de un ordenador convencional sin demasiados sobresaltos. Ahora, ¿cuántas chances hay de convertirlo en un portátil?
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Por suerte, muchas. Recientemente, Timothy Giles de WildCircuits compartió el diseño de PIvena, que instala al Raspberry Pi en una carcasa similar a la del ordenador Novena de Bunnie Huang. El diseño original aplica una carcasa de madera, cortada con láser, pero la idea en estos casos es improvisar, y quien desee usar otros materiales es libre de hacerlo. El tutorial para ensamblar al PIVena ya se encuentra disponible en el portal Instructables (enlace más abajo), y ya existe una versión adaptada al nuevo Raspberry Pi B+. Obviamente, la parte más complicada es encontrar los componentes correctos. Tornillos, tuercas y soportes no deberían causar un dolor de cabeza mayor, pero una pantalla LCD de siete pulgadas compatible con el Raspberry Pi no está al alcance de todos, y tiene el potencial de quebrar cualquier presupuesto.
Otro detalle para destacar es que PIvena no es portátil, sino “portátil”. ¿Qué quiero decir con esto? El diseño no contempla ninguna clase de batería, y al igual que en el Novena, el usuario debe cargar con ratón y teclado. Sé que muchos entusiastas prefieren eso a tener que usar los horrendos teclados de laptops y un trackpad para controlar el puntero, pero es un sencillo recordatorio de que esta clase de sistemas apuntan a un sector de usuarios un poco más “hardcore” de lo usual.