Ya conocemos muy bien las virtudes del Raspberry Pi, y la gigantesca cantidad de proyectos que se han basado en su hardware. Existen diferentes maneras de conectarlo, pero en general requieren una maraña de cables, y dejar al ordenador en una posición bastante precaria. El proyecto PiKasa busca corregir eso convirtiendo al Raspberry Pi en un sistema «All-in-One» con una carcasa que incluye pantalla, teclado, puertos USB, y la opción de usarlo con baterías para llevarlo a todas partes.
El mundo del hardware ha sido testigo de muchos éxitos en los últimos quince años, y el Raspberry Pi es sin dudas uno de ellos. Lo que comenzó como un proyecto para inspirar a estudiantes y alentar la formación de programadores, ahora es un pilar fundamental de la comunidad DIY. Desde cuadros digitales hasta superordenadores, pasando por robótica y puntos de acceso, el Raspberry Pi no parece tener un techo. Su bajo costo permite ciertas libertades en su trato, y no son pocos los entusiastas que optaron por retirar todos los puertos y soldar cables sobre el PCB directamente. El Raspberry Pi es un ordenador ideal para experimentar, por lo tanto, el orden de sus conectores y los cables no es una prioridad que digamos. La mayoría de las carcasas sólo protege al PCB, y el resto depende de qué tan organizado sea el usuario.
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Los responsables del proyecto PiKasa quieren modificar este panorama lanzando al mercado una carcasa muy especial. A simple vista es como si buscaran convertir al Raspberry Pi en un ordenador portátil (algo que ya hizo el proyecto Pi Top), pero la carcasa no se dobla al medio, por lo tanto, es más adecuado decir que se trata de una carcasa All-in-One. El paquete incluye una pantalla de siete pulgadas con resolución de 800 por 480 píxeles, un teclado de goma que nos hace recordar a la vieja ZX Spectrum, convertidor-reductor DC-DC (o CC-CC, como prefieran) de 12 a 5 voltios, cargador integrado para una batería de litio (3.7v, no incluida), cinco puertos USB, y todas las extensiones de Ethernet, audio, y energía.
PiKasa (la K probablemente sea para evitar la furia de Google) funciona con casi todos los modelos de Raspberry Pi, incluyendo versiones 1 y 2 de los modelos A, B y B+. El proyecto lleva cerca de un mes en Indiegogo, y con nueve días por delante, aún no reunió los 25 mil dólares que busca. Los primeros 100 PiKasa se venden a un precio de 75 dólares, y en todos los casos es necesario un pago extra por envío internacional. Algo me dice que la campaña no va a llegar a su meta, pero tal vez encuentre la forma de convertirse en un producto final por fuera del crowdfunding. Si lo logra, los primeros envíos se realizarán en agosto de este año.