Al usar piernas prostéticas pasivas, las personas tienden a hacer un esfuerzo mayúsculo para sincronizarse con ellas y lograr un movimiento más natural. Sin embargo los resultados redundan en cansancio y mucha frustración. Para que no bajen los brazos, la ciencia sigue evolucionando la forma de crear estas maravillas de la ingeniería, y el caso de las piernas biónicas de movimiento natural que han creado en la universidad Vanderbilt es referente. Con ellas, el usuario ha caminado más rápido, más cómodo y se ha cansado menos: objetivo cumplido.
La ciencia atiende a todos, y muchas personas que se encuentran en una situación de discapacidad han encontrado refugio y soluciones en las invenciones de la ingeniería médica. Fundamento de los miles de “levántate y anda” que ha dado la ciencia para casos extremos están los miembros biónicos, que siguen evolucionando para tener mayor movilidad y emular de forma más certera un miembro real. Con esta premisa hemos visto exoesqueletos y piernas biónicas en cantidad, así como también manos, asistentes de agarre y hasta vimos un vídeo sobre unas piernas biónicas muy particulares. Siempre con la mejora como objetivo, el caso de los investigadores de la Universidad de Vanderbilt se hace mencionable, ya que han creado unas piernas biónicas de movimiento natural que ya han sido probadas por un paciente y los resultados son muy buenos.
Estas piernas biónicas tienen un trabajo de ingeniería valuado en unas decenas de miles de dólares y mucho trabajo detrás, alimentándose de los proyectos que han ido surgiendo a lo largo de la historia de esta rama de la ciencia aplicada. Todo el esfuerzo en ella está puesto en crear una agilidad que de movimiento natural, y para eso en su funcionamiento tenemos la convergencia del uso de sensores, un motor eléctrico, un ordenador y una batería que le da autonomía a las piernas biónicas aunque no trascendió ni cómo ni cuánto. Las piernas biónicas en sí mismas ya sorprenden, pero también es remarcable que estas son las primeras piernas prostéticas que utilizan un sistema de rodillas y tobillos mecanizados para trabajar en conjunto, haciendo uso de los sensores que están equipados para monitorizar inmediatamente los parámetros del movimiento del individuo.
A través de los sensores, que juegan un papel nuclear en todo el artefacto, la agilidad de las piernas biónicas y por correspondencia la del individuo, adquiere mayor dinámica y control, haciendo que las respuestas a los movimientos sean en algo más cercano al tiempo real. Para entender esto desde otra perspectiva, citamos a Craih Hutto, un estudiante de 23 años que probó las piernas biónicas. “Es totalmente diferente a mi prostética actual. Una pierna pasiva siempre está un paso detrás de mí. Las piernas de Vanderlit sólo a medio segundo.” Como este testimonio se debería repetir mucho más, la cuestión de siempre en estas formas de recuperar una vida semi normal es el precio y lo inaccesibles que siguen siendo para millones. Unas piernas biónicas como estas tienen también la comodidad de ayudar en la vestimenta, tener más eficiencia y cansar menos a quien las lleva puestas, y sin dudas esta es una gran noticia. Sobre todo para Craig Hutto, que ahora camina con una agilidad inusitada en la prostética.