El concepto de vídeollamada es mucho más antiguo de lo que aparenta. Hay que retroceder hasta el Siglo XIX (finales de 1870) para detectar sus primeras raíces, cuando fue conceptualizado en Estados Unidos y en Europa como una posibilidad a futuro. Pero debieron pasar cerca de sesenta años hasta que apareciera el primer servicio público de vídeollamadas.
Fue en el año 1964 cuando la gente de AT&T presentó en la Feria Mundial al Picturephone, un desarrollo avanzado que demandó una década y media de trabajo, además de una cifra multimillonaria. El vídeo disponible a continuación enseña a la segunda generación del Picturephone, introducida a nivel comercial en la ciudad de Pittsburgh, en el año 1970.
Una de las primeras “demos técnicas” del videófono se llevó a cabo en el año 1927, cuando Herbert Hoover, en ese entonces Secretario de Comercio de los Estados Unidos, realizó una vídeollamada a oficiales de AT&T, cubriendo la distancia entre New York y Washington D.C.. Ese era apenas uno de los prototipos de AT&T en vídeollamadas, y dio paso a lo que fueron décadas de investigación y desarrollo, buscando formas de simplificar el sistema, y eventualmente, crear una versión comercial viable.
El “momento bisagra” para AT&T llegó con el Picturephone, presentado en la Feria Mundial y en Disneyland, dos lugares en donde los visitantes podían realizar vídeollamadas gratuitas y experimentar cómo era hablar por teléfono “y” ver el rostro de la otra persona al mismo tiempo. El “modelo 1” del Picturephone llegó en la forma de cabinas públicas conectando a tres ciudades: Chicago, New York y Washington D.C.. Seis años después, la segunda generación del Picturephone era presentada en Pittsburgh, como se muestra en el vídeo anterior.
A pesar del espectacular avance tecnológico que representó el Picturephone, fue todo un fracaso comercial para AT&T. Tras quince años de desarrollo (oficialmente) y una inversión de 500 millones de dólares (ese número se duplica si se tiene en cuenta todo el desarrollo de décadas anteriores, y en los ‘80), resultó imposible para AT&T recuperar esa cifra.
El precio oscilaba entre los 16 y los 27 dólares por una videollamada pública de tres minutos (entre 118 y 200 dólares, ajustados a inflación), mientras que el abono mensual para quien quisiera contratar el servicio era de 160 dólares (unos 947 dólares actuales), por un paquete con un mínimo de treinta minutos. Para el año 1975, AT&T esperaba la presencia de unos cien mil Picturephones en la red nacional, pero en Pittsburgh solamente se instalaron cinco, sumando algunos cientos en el resto del país. Definitivamente, un dispositivo y un servicio adelantado a su época.