Un recurso invaluable para todo programador de juegos es acceder al kit de desarrollo que ofrece su plataforma escogida. Sin embargo, si el juego a crear es relativamente sencillo, probablemente no sea necesario trabajar sobre una pieza de hardware. PICO-8 es una herramienta presentada como una consola virtual, pero al mismo tiempo es un entorno de desarrollo completo, donde podrás crear y ejecutar tus propios juegos, además de editar aspectos como sprites y música.
La semana pasada estuve jugando un poco al Sonic original. Además de recordar lo malo que era en ese juego, también me quedé sorprendido por su tamaño: 512 kilobytes. Si vamos un poco más atrás y entramos en el territorio de los 8 bits, el Super Marios Bros. ocupa algo así como 40 kilobytes. Dos de los mejores juegos que se han visto, en menos de un megabyte. Hoy, algunas mentes creativas no pueden trabajar si no tienen un Blu-ray a su disposición, pero la ola indie continúa desafiando a esa tendencia con gráficos clásicos, excelente rendimiento, y una «jugabilidad» extrema. La mejor parte es que no se necesitan herramientas tan complejas. Programar para las grandes consolas del mercado convierte a sus kits de desarrollo en una bola con cadena agarrada a nuestros tobillos, pero quien decida mirar un poco más allá descubrirá iniciativas como PICO-8.
El sitio oficial describe a PICO-8 como una «consola de fantasía», en la que podemos crear y reproducir diferentes programas, sean juegos o aplicaciones específicas. El tamaño máximo del cartucho virtual asciende a 32 kilobytes, mientras que la pantalla presenta un máximo de 16 colores en 128 por 128 píxeles. El código de PICO-8 está basado en Lua, por lo tanto, debería ser sencillo de asimilar para aquellos con cierta habilidad en ese lenguaje. Al mismo tiempo, PICO-8 ofrece herramientas para editar música y sonido (cuatro canales), mapas y sprites, sin la necesidad de módulos adicionales. Una vez terminados, los cartuchos son muy fáciles de compartir en la Web, e incluso existe un reproductor online para jugar sin descargar a PICO-8. Uno de los juegos con los que me topé fue Thopter Escape, inspirado en el universo Dune, y debo decir que equivale a una adicción instantánea.
Es necesario comprender que las limitaciones de PICO-8 no están ahí con el objetivo de frustrar al programador, sino que la idea es estimular su creatividad. ¿Cuánto material se puede introducir en 32 kilobytes? ¿Cómo se lo combinaría para formar la mayor cantidad de niveles? ¿Qué hay de la música? Preguntas válidas que cada entusiasta del código deberá responder por su cuenta. La licencia de PICO-8 está atada a la del juego Voxatron, que en estos momentos tiene un costo de 20 dólares. A pesar de que PICO-8 se encuentra en desarrollo, un juego entero y una consola virtual en el mismo paquete no suena tan mal que digamos…