¿Te asombran los coches experimentales que construyen algunos ingenieros? ¿Te parece absurdo el dinero que invierten los coleccionistas? Creéme cuando te digo que esto no tiene nada de nuevo, y para conocer a uno de los casos más extremos, debemos viajar casi cien años al pasado. En 1926, Clarence Gasque, director de finanzas en el Reino Unido de la F. W. Woolworth Company, encargó la construcción de un Rolls-Royce Phantom que debía superar todo lo hecho hasta ese entonces. Bautizado «Phantom of Love», su diseño se inspiró en la estética francesa del siglo XVIII…
La F. W. Woolworth Company fue una de las pioneras estadounidenses en la construcción de lo que hoy llamamos «tiendas de todo a 100». En 1926, Clarence Warren Gasque era el director de finanzas para la división del Reino Unido de Woolworth, y este acaudalado caballero llegó a la conclusión de que necesitaba un Rolls-Royce personalizado. Un año antes, el fabricante había lanzado al flamante Phantom como reemplazo del legendario Silver Ghost, pero Gasque no tenía en sus planes adquirir una unidad «convencional»: Su Phantom debía estar por encima y más allá, ya que sería un obsequio para su esposa Maude, y superar a los Silver Ghosts construidos para su colega Surefire Snow por Charles Clark & Son Ltd.
Así fue como Gasque entró en contacto con J. H. Barnett, propietario de Clark & Son, para solicitar su comisión. En las palabras del propio Barnett, «este caballero quería un coche para su esposa que debía ser diferente a todo lo demás, y mejor. Él no especificó lo que quería, excepto que el diseño tenía que ser francés, y dejó el resto en mis manos, incluyendo el precio.» Barnett se dirigió al Museo de Victoria y Alberto en Londres buscando inspiración, y allí encontró una litera que había pertenecido a María Antonieta. Barnett se puso a trabajar, y repartió tareas entre los mejores de cada rubro. Sólo el tapizado le costó 500 libras… una cifra que en 1926 podía comprar una casa entera.
En abril de 1927, el Rolls-Royce Phantom al que el público terminó bautizando «Phantom of Love» fue entregado a Gasque, junto a un recibo por 4.500 libras que al parecer sólo representaron el trabajo en el interior del coche. Pero la satisfacción de haber encargado al Rolls-Royce más caro de su época no le duró demasiado. Gasque falleció dieciocho meses más tarde, en octubre de 1928, con apenas 54 años. En 1937, la señora Gasque decidió almacenar el vehículo, y dedicó el resto de su vida a causas como el vegetarianismo y la protección animal. Falleció el 23 de diciembre de 1959.
¿Qué sucedió con el coche? Stanley Sears, un reconocido coleccionista de Rolls-Royce, lo compró en 1952, y no lo dejó ir hasta que otro coleccionista japonés de apellido Takihana colocó un millón de libras sobre la mesa en 1986. El «Phantom of Love» pasó por las manos de varios entusiastas nipones, en 2001 viajó a Estados Unidos, y un año más tarde fue comprado por un dealer inglés, Charles Howard. El coche fue exhibido en París a principios de 2004, pero en términos generales no volvió a dejar Inglaterra. Mi rastro se termina en una subasta de Bonhams en diciembre de 2016, que vendió al «Phantom of Love» por 561.500 libras… casi 620 mil euros.
Fuente: Bonhams
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