Las Perseidas, a la que muchos conocen como “las lágrimas de San Lorenzo”, constituyen uno de los más interesantes fenómenos astronómicos que pueden observarse sin instrumento alguno en el mes de agosto desde el Hemisferio Norte. Este fin de semana la lluvia de meteoros alcanzará su máxima actividad, esperándose una media de hasta 100 meteoros por hora. Según el Instituto de Astrofísica de Canarias el mejor momento para observarlas será durante las noches del sábado al domingo y del domingo al lunes. ¿Te las vas a perder?
Quien haya visto alguna vez una “lluvia de estrellas” seguramente no ha olvidado ese maravilloso espectáculo. Al desplazarse lo largo de su órbita, la Tierra atraviesa periódicamente la trayectoria de varios cometas, provocando que parte del polvo que se ha desprendido de ellos se queme en nuestra atmósfera creando un majestuoso espectáculo. En el caso de las Perseidas, a las que muchos se refieren como “las lágrimas de San Lorenzo” por alcanzar su pico de actividad alrededor del 10 de Agosto, día en que se venera a ese santo, el cometa que proporciona la materia prima indispensable es el 109P/Swift-Tuttle, una bola de nieve y roca de casi 10 kilómetros de diámetro descubierto por Lewis Swift y Horace Parnell Tuttle el 19 de julio de 1862 que completa su órbita alrededor del Sol en 135 años. Este fin de semana tendremos la posibilidad de disfrutar de este fenómeno, que promete durante su máxima actividad una media de hasta 100 meteoros por hora. Según los expertos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) el mejor momento para observarlas serán las noches del sábado al domingo y del domingo al lunes.
Si bien el período de actividad se extiende entre el 16 de julio y el 24 de agosto, su máximo históricamente se ha producido el 11 de agosto entre las 14.00 y las 16.30 (hora peninsular española), pero como -obviamente- se trata de un fenómeno que solo puede ser apreciado durante la noche, es que desde el IAC se ha comunicado que el período óptimo de observación tendrá lugar en la primera parte de la noche, antes de que la Luna haga su aparición sobre el horizonte, entre las 22.00 y las 03.00 horas. No es necesario utilizar ningún tipo de instrumento óptico para disfrutar del espectáculo, aunque es conveniente alejarse de las fuentes de luz potentes o el centro de las grandes ciudades, de forma que el ojo pueda adaptarse a la oscuridad y maximizar el número de avistamientos. Habrá que mirar hacia el nordeste, hacia la zona que se ha marcado con una “x” en la imagen anterior, y esperar a que las pequeñas partículas de polvo, algunas menores que un grano de arena, entren a gran velocidad en la atmósfera creando al desintegrarse esos hermosos trazos luminosos que todos queremos ver.