La historia de José Salvador Alvarenga recorrió el mundo tanto como él. Este pescador salvadoreño partió de la costa de Chiapas en noviembre de 2012. Su bote quedó atrapado en una tormenta que duró cinco días, arrojándolo a lo más profundo del Océano Pacífico. Aquellos involucrados en la búsqueda lo dieron por muerto, pero Alvarenga apareció en una de las islas del atolón Ebon 438 días después. Los cálculos sugieren que Alvarenga viajó más de 8.900 kilómetros, sin embargo, la pregunta todos se hacen aún es: ¿Cómo logró sobrevivir perdido en el mar, bajo condiciones tan hostiles?
El 17 de noviembre de 2012, José Salvador Alvarenga y Ezequiel Córdoba partieron del pueblo pesquero de Costa Azul, en la costa de Chiapas (México). El plan original era introducirse en aguas profundas (unos 120 kilómetros) por un turno de 30 horas y llenar el refrigerador instalado en su bote de siete metros de largo. Al poco tiempo, ambos pescadores se vieron obligados a abandonar la carga completa de 500 kilogramos para mejorar la maniobrabilidad del bote dentro de una tormenta. Lamentablemente, la furia del clima se extendió por cinco días, destruyendo el motor y buena parte de la electrónica portátil que llevaban con ellos. Ubicado a 24 kilómetros de la costa, Alvarenga apenas llegó a enviar un mensaje por radio explicando su situación crítica antes de quedarse sin batería, y de que el viento los empuje de regreso al océano. Los pescadores estaban perdidos en la inmensidad del Pacífico…
Perdido en el mar: La historia de José Alvarenga
No son pocos los que se preguntan cómo hizo José Salvador Alvarenga para sobrevivir 438 días perdido en el mar. De hecho, fue el único que lo logró. Alvarenga y Córdoba no tuvieron más opción que alimentarse con carne cruda capturando pequeños peces, tortugas y aves que llegaban al bote. También utilizaron botellas de plástico para recolectar agua de lluvia, pero en la mayoría de los casos sólo tuvieron dos líquidos a su disposición: Sangre de tortuga, y su propia orina. A los cuatro meses de iniciada la pesadilla, Córdoba se enfermó por el consumo de carne cruda, se negó a seguir comiendo, perdió todas las esperanzas y falleció. Alvarenga dijo haberse cruzado con un barco de carga durante su perturbador viaje, pero no fue rescatado.
El 30 de enero de 2014, Alvarenga detectó cocos en el agua, y el regreso de las aves. A lo lejos observó una isla que parecía deshabitada, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, abandonó su bote y nadó hacia ella. Al pisar tierra después de 438 días, Alvarenga encontró la casa de Emi Libokmeto y Russel Laikidrik, dos recolectores de cocos locales. El estado de Alvarenga era calamitoso, casi desnudo, empuñando un cuchillo y gritando en español. Por suerte, el encuentro terminó bien. Le dieron ropa y comida, lo trasladaron a la isla principal, y gracias al teléfono alimentado por energía solar de un investigador noruego lograron alertar a las autoridades. La historia de José Salvador Alvarenga sigue mucho más allá su viaje. Regresó a su país, publicó un libro, y la familia de Ezequiel Córdoba lo demandó por un millón de dólares, acusándolo de haber devorado el cuerpo de su compañero…
Continuará…??
jamas creí leer un articulo de algún compatriota en este blog, tengo una sonrisota en la cara, como ese episodio de los Simpsons donde mencionan El Salvador y se levanta un guerrillero diciendo ¡Sí El Salvador!