Hablar sobre un golpe de nocaut para la tecnología diesel tal vez sea un poco apresurado, pero es evidente que el «efecto Volkswagen» ha tenido consecuencias. Luego del escándalo que sacudió al fabricante alemán, se descubrió que los motores de otras compañías también fallaron en sus pruebas de emisiones o alteraron los resultados, y algunas ciudades han dicho basta. A partir del año 2025, París, Atenas y Ciudad de México buscarán adoptar el mismo modelo de Tokio, y retirar al diesel de las calles.
«Una manzana podrida pudre todo el cesto». Viejo refrán si los hay, pero perfectamente válido a pesar de su antigüedad. Un buen ejemplo fue el llamado «escándalo Volkswagen». Es muy poco probable que la marca alemana vuelva a tener relevancia al otro lado del charco, sin embargo, sus trampas dejaron en una posición crítica a toda la tecnología diesel. Las autoridades no tardaron en ordenar estudios sobre motores producidos por otros fabricantes, y lo que encontraron en la mayoría de ellos no fue bonito. Con eso se llegó a la conclusión de que el problema de emisiones en los motores diesel es sistémico, y a modo de solución, varias ciudades se han comprometido a prohibir el uso del diesel en menos de una década.
¿Cuáles son las últimas tres en asumir ese compromiso? París, Atenas y Ciudad de México. La decisión se tomó durante la Sexta Cumbre Bienal de Alcaldes del C40, que finalizó ayer. De acuerdo con Anne Hidalgo, alcaldesa de París, su ciudad tiene la clara ambición de prohibir el diesel, siguiendo el mismo modelo de Tokio. La capital japonesa le bajó el pulgar en el año 2000, aunque en esta década, una serie de nuevos avances le permitieron regresar de forma limitada. En esencia, lo de París es una extensión de sus políticas previas, que a mitad de año restringieron la circulación de vehículos pre-1997 a los fines de semana, con multas de hasta 500 euros en el peor de los casos. Como si eso fuera poco, esas restricciones se irán ajustando con el paso del tiempo, y para el año 2020 sólo podrán circular durante toda la semana aquellos vehículos fabricados a partir del año 2011.
A esto debemos sumar la intención por parte de Alemania de prohibir la combustión interna en todo su territorio antes del año 2030, y de extenderla a toda la Unión Europea. Ahora, ¿qué tan viable es la prohibición del diesel en esas cuatro ciudades? En lo personal, creo que va a ser muy difícil. Los dueños de coches y otros vehículos pesados van a defender con uñas y dientes su decisión de utilizar esos motores, y sólo podría llegar a buen puerto con importantes beneficios económicos destinados a la compra de nuevas unidades.
(N. del. R.: El texto original menciona a Madrid, pero desde el Ayuntamiento indican que la capital española no asumió ningún compromiso de esta clase.)