Dolor abdominal intenso, visita al médico. Diagnóstico de apendicitis, cirugía, adiós órgano. Sin secuelas ni complicaciones. Esta intervención se ha hecho durante décadas, y para la gran mayoría del público, el apéndice no tiene utilidad alguna. Sin embargo, la medicina se encuentra en constante evolución, y todo parece indicar que merece un segundo vistazo. ¿Qué creen los expertos que hace en realidad? ¿Para qué sirve el apéndice?
¿Acaso fuiste operado del apéndice o conoces a alguien que debió someterse a ese procedimiento? Lo más probable es que sí. En mi familia, varios miembros tuvieron una cita con el bisturí, pero en lo personal, el apéndice no causó problemas (el resto del cuerpo es otra historia). Todo el mundo cree que el apéndice es inútil. Ante la primera señal de apendicitis, los especialistas en la salud no dudan al programar el retiro anticipado del órgano, pero si nos ha acompañado durante tanto tiempo… debe hacer algo, ¿verdad?
Entendiendo para qué sirve el apéndice
Uno de los detalles más sorprendentes del apéndice es que ha evolucionado 29 veces en mamíferos, un número inusualmente alto para algo que no tiene un rol. Durante los últimos años, diferentes equipos de científicos e investigadores decidieron unir fuerzas para resolver este aparente conflicto. Un estudio del año 2016 se concentró sobre los factores en común que tienen los animales con apéndices. Partiendo de una definición fija del apéndice (la humana, o sea, un órgano con forma de cilindro sin salida conectado al ciego, primera parte del intestino grueso), aplicaron modelos en ordenador para analizar datos sobre cientos de mamíferos, considerando su comportamiento social y sus hábitats.
De ese modo llegaron a dos conclusiones: En primer lugar, el apéndice evolucionó en más ocasiones de las que se «perdió», lo cual se traduce en alguna clase de ventaja evolutiva. Y en segundo lugar, al detectar altas concentraciones de tejido linfático (que sirve como mecanismo de protección), la hipótesis sugiere un rol inmunológico. Linfocitos B, Linfocitos T, y células asesinas hacen acto de presencia en las capas internas del apéndice, pero hay algo más allí: Un depósito de flora intestinal.
La flora intestinal puede terminar dañada o debilitada debido a diferentes condiciones (un ejemplo común es una diarrea severa), por lo tanto, el apéndice serviría como «cartucho de emergencia» para restaurar la población de bacterias. Los datos preliminares parecen confirmar esto: Un estudio del año 2015 indica que algunos pacientes afectados por Clostridioides difficile eran dos veces más propensos a desarrollar una infección severa si no tenían apéndice. Por supuesto, se necesitan muchos más estudios para confirmar la relación más allá de toda duda, pero hasta aquí, es posible que el apéndice no sea tan vago como lo imaginábamos…