El Osborne 1 debutó en abril de 1981 con unos nada despreciables 1.795 dólares en su etiqueta (que ajustados por inflación lo dejan a la puerta de los 5.000 dólares), pero la portabilidad era un verdadero privilegio en aquellos días, y había que pagar por ella. Hoy, restaurar a un Osborne 1 es un proceso complicado y casi prohibitivo, por lo tanto, una alternativa (que los más puristas rechazan de pleno) es reemplazar sus componentes con una solución moderna, conservando intacto el exterior. Eso nos traslada al proyecto OsPi, que retira al Z80 original en favor de un Raspberry Pi con un emulador CP/M y una interfaz Arduino para el teclado.
Las restauraciones de ordenadores pueden ser una verdadera fuente de admiración, o de acaloradas discusiones en la Web. Al final del día, cada persona tiene su propia forma de hacer las cosas, y ciertas prácticas consideradas como positivas por algunos usuarios son condenadas en tiempo récord por otros. Uno de los primeros ejemplos que me viene a la mente es el Retr0bright. Se supone que su objetivo es eliminar ese nefasto color amarillo-naranja-fumador del plástico ABS. Existen docenas de vídeos en la Web que prueban su efectividad, y con el paso del tiempo se descubrieron otras técnicas similares, pero sus detractores básicamente dicen que debilita el plástico, es temporal, y «elimina el carácter» del ordenador o la consola. Si eso ya es material suficiente para una flame war, imaginen a un Osborne 1 destripado:
Tal y como lo sugiere su nombre, el proyecto OsPi sólo conserva la carcasa y el teclado del Osborne 1, sustituyendo al hardware original con un Raspberry Pi (modelo 2 o 3), un panel LED de 5 pulgadas en lugar del pequeño cañón CRT, y una interfaz basada en el Arduino Micro (o para bajar costos, cualquier clon con el ATmega32U4), programada con una matriz derivada del código que convierte a un ZX81 en un teclado USB. Por el lado del software, tenemos un entorno básico de Raspbian cargado con un emulador de CP/M, y algunos ajustes para que se inicie con el sistema en cada oportunidad, sin olvidar el hecho de que necesita una relación 4:3 en la pantalla.
El OsPi tiene dos aspectos positivos: Una drástica reducción de su peso (el ordenador pesaba 10.7 kilogramos), y un mantenimiento mucho más simple, cortesía del Raspberry Pi y sus tarjetas de memoria. En la otra acera… apenas queda el espíritu del Osborne 1. En lo personal, me pregunto cuál fue la falla interna. Los problemas de las fuentes de alimentación en el Osborne 1 están muy bien documentados, y su solución se reduce a instalar un nuevo kit de capacitores, pero si hubo un daño importante en su PCB y en las unidades floppy… tal vez esto sea mejor.
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