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Ordenador más rápido que la luz

Los físicos han ideado una manera de construir ordenadores capaces de procesar información más rápido que la velocidad de la luz. Volkmar Putz y Karl Svozil, de la Universidad Técnica de Viena, en Austria, aseguran que mecanismos como el entrelazamiento cuántico o los metamateriales con  índices de refracción menores podrían utilizarse para diseñar un tipo de ordenadores, a los que denominan hiperordenadores. Dado que -a pesar de lo que pueda parecer- estos ordenadores no están violando la Teoría de la Relatividad, podrían ser construidos. Pero ¿qué podría hacer un ordenador de este tipo?

Todos sabemos que -al menos si las leyes en las que basamos toda nuestra ciencia no se equivocan- la velocidad de la luz representa uno de los límites fundamentales de la física: nada puede viajar más rápido que la velocidad de la luz. Pero algunos científicos creen que dicho limite, si somos lo suficientemente ingeniosos, pueden ser burlados. Volkmar Putz y Karl Svozil de la Universidad Técnica de Viena en Austria acaban de anunciar que, en realidad, podría ser posible construir ordenadores en los que las señales que permiten su funcionamiento viajen a mayor velocidad que la de la luz en el vacío. Luego de aclarar que su sistema no permite ninguna paradoja, explican que en realidad hay más de una forma de lograr semejante hazaña.

Uno de los mecanismos que permitiría la creación de un hiperordenador es el viejo y querido fenómeno del entrelazamiento cuántico. Esto ocurre cuando dos partículas cuánticas son descritas por la misma función de onda, otorgándoles un “vínculo” que hace posible que una influya instantáneamente en la otra, aunque se encuentren una en cada extremo del universo. Si bien no pueden utilizarse los llamados fenómenos “no locales” para transmitir información a una velocidad mayor a la de la luz, Putz y Svozil creen que puede utilizar este fenómeno para procesarla, logrando efectuar cálculos a velocidades superlumínicas. Además, ambos físicos señalan que los mencionados fenómenos no locales pueden conducirnos a la creación de materiales que posean un índice de refracción menor a uno, lo que permitiría a la luz desplazarse por su interior a más de 300 mil kilómetros por segundo. Como ejemplo mencionan un rayo de luz que, viajando en el vacío, es capaz de hacer que se forme de manera espontánea un par electrón-positrón entrelazados que luego se recombinan para formar de nuevo un fotón. Este proceso ocurre en forma instantánea, y  permite al fotón “dar un salto” a través del espacio.

Si logramos crear un metamaterial en el que se produzcan este tipo de formación de pares de partículas y su posterior recombinación, tendríamos un índice de refracción menor que uno. En la actualidad han sido varios los físicos que han propuesto diversos materiales que podrían lograr poner en práctica este truco, aunque Putz y Svozil sugieren que la mejor apuesta sería utilizar un vacío lleno de electrones o positrones. Una vez conseguido un medio de estas características, simplemente tendríamos que “sumergir” una computadora óptica en él. Este simple hecho permitiría que tenga lugar el cálculo superlumínico. Si por un momento aceptamos que tal cosa se puede construir, inmediatamente surge la pregunta: ¿qué podría hacer un ordenador de este tipo? Es una pregunta tan buena, que Putz y Svozil evitan abordarla directamente. Dicen que tales dispositivos pertenecerían a una clase de máquinas de procesamiento de datos a las que se conoce genéricamente como hiperordenadores (hypercomputers). Estos son dispositivos hipotéticos más poderosos que las máquinas de Turing, y permiten cálculos “no turinianos”. A pesar de que aún no se han construido, ya fueron analizados teóricamente por Alan Turing en 1930. El matemático dedujo que los hiperordenadores pueden calcular ciertos tipos de funciones que de otra manera serían no computables, algo que los científicos seguramente apreciarían enormemente. La aparición de ordenadores de este tipo permitiría la resolución de problemas que hoy impiden a algunas ramas de la ciencia seguir avanzando, lo que tarde o temprano influiría en todos nosotros. Sin embargo, y a pesar de que teóricamente pueden ser posibles, los hiperordenadores de Putz y Svozil están lejos construidos. Habrá que seguir esperando.

Escrito por Ariel Palazzesi

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