Una característica fundamental de la ópera es que eleva a niveles superiores la capacidad de quienes forman parte de ella; barítonos, sopranos y tenores sorprendiendo a todo un teatro con un trabajo fuera de serie. Por esta razón, el aspecto "artesanal" de una ópera difícilmente puede ser negado, pero esta es la era de la tecnología, y aunque parezca un poco complicado de digerir, ya estamos ante las puertas de una ópera con cantantes robóticos e instrumentos interactivos. ¿Quien es el responsable de esto? Nada menos que un profesor de MIT, muy relacionado con títulos como Guitar Hero y Rock Band.
Imaginar una ópera sin humanos en el escenario es algo ciertamente imposible. ¿Se podría hacer un "Rigoletto" sin un Duque de Mantua? ¿O una "Traviata" sin un Alfredo Germont? Ciertamente no. Pero la tecnología no es algo que simplemente se quede a un lado esperando tener su lugar en algo tan único y dedicado como la ópera. Eventualmente habrá alguien lo suficientemente decidido u osado para agregar alguna que otra "asistencia" con el efecto de mejorar la forma en que la ópera y la audiencia se conectan. El resultado es conocido como "Death and the Powers", una ópera creada por el profesor Tod Machover del Laboratorio de Medios del MIT. Machover también es conocido por estar relacionado con las tecnologías que le han dado forma a juegos como Guitar Hero y Rock Band.
Death in the Powers lleva una década de desarrollo, y su historia se ubica en el futuro, donde ya no queda ni un solo humano, sólo robots. En este futuro existe el legado de un inventor llamado Simon Powers, quien busca perpetuarse a través de un dispositivo llamado "El Sistema", que le permite descargar tanto sus memorias como su personalidad al mundo físico (representado por objetos dinámicos y cambiantes en el escenario). Una de las formas en las que Powers se expresa durante la ópera es a través de una especie de candelabro gigante, mientras que el resto de los intérpretes toma su lugar en el escenario. A esto se le llama "representación incorpórea", lograda en parte gracias a un complejo software capaz de registrar parámetros sobre los cuales un cantor puede estar consciente (como el volumen y el tono), y otros que son ignorados (como por ejemplo, la tensión muscular). Esta mezcla de valores conscientes e inconscientes ayudan a formar la "sensación" que transmite "El Sistema" durante la ópera.
"Death and the Powers" tendrá su debut oficial el próximo 24 de septiembre en la mítica ciudad de Monte Carlo. La elección del lugar dista mucho de ser una casualidad: Uno de los "padrinos" principales de la obra es nada menos que el Príncipe Alberto II de Mónaco. En total serán tres presentaciones, y la puesta en escena de los OperaBots requiere del trabajo y la colaboración de más de sesenta estudiantes debido a su alta complejidad. Algunos pueden considerar a Machover como un hereje al tratar de implementar tecnología en algo tan tradicional y "humano" como es la ópera, pero el interés sobre "Death and the Powers" es más que significativo. ¿Será esta la ópera que sirva como puente para unir a estos dos elementos? Faltan menos de dos semanas para saberlo.