Un equipo de científicos del Instituto Max Planck (Alemania) acaba de crear un transistor óptico cuántico, compuesto por un sólo átomo y capaz de ser accionado por la luz. A diferencia de otros transistores similares, el invento alemán puede construirse para que resulte completamente transparente, alterando totalmente sus propiedades ópticas. Sus creadores tienen la esperanza de que algún día su invento sea parte de un ordenador cuántico.
Los científicos del Instituto Max Planck, en Alemania, han dado un nuevo paso en el camino que conduce a los futuros ordenadores óptico cuánticos. En efecto, han puesto a punto un transistor óptico que basa su funcionamiento en un solo átomo, y que funciona en el borde de la frontera que divide al mundo macroscópico del mundo cuántico. Gerhard Rempe, el científico que estuvo a cargo del grupo que construyó el transistor, destacó la importancia de su trabajo, recordando que a pesar de que cuando se inventó el transistor convencional el gran público no recibió la noticia con especial algarabía, este descubrimiento hizo posible -50 años más tarde- los ordenadores personales. Si Rempe está en lo cierto, este transistor óptico cuántico podría ser la piedra fundamental sobre la que se apoyen los futuros ordenadores y redes de datos súper veloces, aunque -siempre según las palabras del científico, esta vez sólo habría que esperar “dos o tres décadas” para que ello ocurra.
El invento basa su funcionamiento en una técnica compleja para el manejo de la luz conocida como “transparencia inducida electromagneticamente” (EIT, por “electromagnetically induced transparency”). En EIT, un rayo de luz controla las propiedades de otro, más o menos de la misma forma que la corriente que circula por la base de un transistor convencional controla la que atraviesa el dispositivo. A pesar de que los investigadores sólo habían logrado hacer funcionar el efecto EIT en el seno de un gas compuesto por cientos de átomos, el equipo de Rempe tuvo éxito utilizando sólo un átomo. Si bien lo ideal seria que la luz que atraviesa el componente pudiese controlarse completamente -es decir, que pudiese pasar la cantidad que se desee, entre el 0 y 100% de la que ingresa- el nuevo transistor sólo puede variar su “opacidad” dentro de un rango del 20%. Afortunadamente, este margen es lo suficientemente amplio como para permitirle funcionar como parte de un circuito lógico. Si Rempe está en lo cierto, más o menos en 2035 deberíamos comenzar a ver en las tiendas ordenadores basados en esta tecnología, a la vez que internet comienza a funcionar -literalmente- a la velocidad de la luz.