Los misterios del universo van a tener que esperar unas semanas más de lo previsto para ser revelados por el gran LHC. Este nuevo retraso se va a producir porque los responsables del colisionador no quieren más fallos y están realizando comprobaciones exhaustivas en los sistemas de empalmes para evitar que se repita un nuevo fiasco ¿Pero qué son unas semanas cuando nos espera el secreto máximo de la existencia que lleva miles de millones de años oculto?
La expectación que siempre ha levantado el colisionador de hadrones, la construcción humana más compleja y cara de la historia, provoca la aparición de noticias como esta. El mundo está pendiente de Septiembre por ser el mes que anunciaron la puesta en marcha de este gigante de la ciencia, diseñado para desvelar los secretos más profundos del universo. Sin embargo, vamos a tener que esperar un poco más para saber como funciona la materia y, sobre todo, para ver si por fin aparece un gran agujero negro que destruya la existencia y nos absorba a todos como un gran sumidero galáctico. Con esto último quedarían resueltos todos los problemas de la humanidad. En ese caso, no podría decirse que la millonada invertida en el LHC hubiera sido un despilfarro.
Bromas aparte, la carrera “armamentística” que mantienen con aceleradores de partículas del resto del mundo está provocando nerviosismo en los responsables del colisionador de hadrones porque les han tomado la delantera. No hace mucho, el Fermilab (pariente “pobre” del LHC) anunciaba la inminente detección de los mediáticos Bosones de Higgs, mientras el gran colisionador se tiene que conformar con permanecer en el dique seco mientras reparan las averías que lo han dejado en esa situación.
La causa fundamental del incidente del pasado mes de septiembre fue un empalme defectuoso en el superconductor de alta corriente entre dos imanes. En aquella ocasión un cortocircuito en una conexión eléctrica en la zona provocó una fuga de helio en el sector 3-4 que obligó a volver a ponerlo a temperatura ambiente para repararla. Hay que recordar que en condiciones de trabajo está a 271 grados centígrados bajo cero. De ahí que el CERN haya investigado en nuevas técnicas no invasivas para analizar los empalmes (hay unos 10.000 en todo el anillo LHC) y determinar si son seguros para el funcionamiento o si necesitan ser reparados.
Los responsables del LHC prefieren alargar un poco más el arranque de la “máquina de Dios” y asegurar, en la medida de lo posible, que no vuelvan a producirse fallos como el que obligó a paralizar el colisionador hace casi un año. Los planes de encender el LHC para Septiembre se trasladan a Octubre, apenas unas semanitas de diferencia que no representan nada comparado con los misterios que van a desvelar una vez funcione el aparato y comiencen los primeros choques de partículas. Siempre con permiso del Fermilab, claro.