Esto era lo que nos faltaba. Un nuevo estudio en Canadá nos acaba de etiquetar de gordos (porque aquí pensamos mucho aunque no parezca). Parecería ser que los estudiantes con los que se estaba experimentando comieron más luego de una larga jornada de exámenes. Esto se podría deber a que el trabajo intelectual provoca fluctuaciones en los niveles de glucosa e insulina más grandes que los períodos de inactividad.
Pensar mucho engorda. Podrá sonar ridículo pero hay investigadores serios detrás de esta investigación. Científicos en la Universidad de Laval en Quebec han llegado a la conclusión que pensar en demasía lleva a subir de peso. El estrés inherente que conlleva pensar produce un sobrecalentamiento que lleva a ingerir más calorías.
Este estudio realizado en Canadá consistió en darles tres tareas a 14 estudiantes. La primera consistía en sentarse en una posición relajada. La segunda, leer un texto y resumirlo. Y la tercera, realizar una serie de exámenes de memoria, atención y vigilancia. Luego de 45 minutos de haber realizado cada actividad los participantes podían comer cualquier cosa que haya disponible en el buffet.
Lo curioso es que los estudiantes consumieron 203 calorías más después de realizar la primera prueba y 253 más al finalizar el tercer examen. Es decir, un aumento de 23,6% y 29,4% con respecto al período de descanso. Estos mismos investigadores anteriormente habían llegado a la conclusión de que cada sesión de trabajo intelectual requería de apenas tres calorías más que las sesiones de descanso. Pero eso pareció no importar ya que como podemos ver estos muchachos decidieron arrasar con el buffet. Nadie los puede culpar claro… comida gratis.
¿Por qué sucedió esto entonces? Las muestras de sangre tomadas antes, durante y después de cada sesión revelaron que el trabajo intelectual provoca fluctuaciones en los niveles de glucosa e insulina mayores que en los períodos de inactividad. Por ende el cuerpo podría estar reaccionando a estas fluctuaciones provocando la sensación de hambre para ajustar el equilibrio de glucosa.
Claro que esto no quiere decir que si te pasas todo el día en la biblioteca saldrás rodando, pero es algo para tener en cuenta. Más que nada en esta era donde el sedentarismo se ha vuelto algo de todos los días. Por eso la próxima vez que te digan: “¿Por qué no piensas las cosas antes de decirlas?”, puedes responder: “Es que estoy cuidando mi figura”.