Durante años hemos utilizado (y por qué no exprimido) múltiples dispositivos Ethernet con una velocidad máxima de un gigabit por segundo. Alcanzar dicha velocidad no depende solamente del hardware, sino también del cableado, y aunque parezca mentira, el «gigabit por segundo» está a punto de convertirse en un cuello de botella. El nuevo estándar 802.3bz busca dar el siguiente paso, elevando el máximo a 2.5 gigabits por segundo con cables Cat 5e, y 5 gigabits por segundo sobre cables Cat 6.
Mi vetusto Linksys WRT54G sigue siendo el router principal de toda la casa, y eso significa que la velocidad máxima de transferencia para los enlaces físicos es de 100 megabits por segundo. Más que suficiente si tenemos en cuenta que mi «caja BitTorrent» ha estado offline durante meses (algún día, algún día…), y la presión de mi ordenador principal no es tan grande que digamos. Ahora, reemplazar el hardware no es un problema complejo, pero la historia es muy diferente cuando hablamos del cableado. En lo personal tengo la ventaja de un fácil acceso a todos los cables, sin embargo, hay muchas oficinas y fábricas allá afuera con cables Cat 5e que no han sido certificados para alcanzar una especificación superior. En otras palabras, el famoso «gigabit por segundo» no está al alcance de todos, y la situación es aún más difícil si hablamos del siguiente escalón, el 10GBASE-T. De allí surgió la necesidad de crear un nuevo estándar que sirva como «puente», el cual permita reutilizar instalaciones existentes. Así llegamos a los modos 2.5GBASE-T y 5GBASE-T, ambos bajo la especificación 802.3bz.
Básicamente, el estándar establece una velocidad máxima de 2.5 gigabits por segundo con cables Cat 5e, y de 5 gigabits por segundo en el caso de cables Cat 6. La base (o «capa física») para los modos 2.5GBASE-T y 5GBASE-T proviene del antes mencionado 10GBASE-T. La cantidad de «bits por Hertz por canal» se mantiene intacta en 6.25, pero el ancho de banda espectral reduce al 25 por ciento en conexiones de 2.5 gigabits (100 MHz), y al 50 por ciento en 5 gigabits (200 MHz). Al no cumplir con las exigencias específicas de 10GBASE-T, los cables no requieren tanto blindaje y protección. El estándar también incluye optimizaciones para otras funciones, incluyendo a PoE.
802.3bz fue aprobado en lo que muchos ven como tiempo récord, lo que destaca la necesidad del nuevo estándar. Las velocidades máximas en conexiones inalámbricas han salido disparadas, colocando al «Ethernet gigabit» en un plano inferior. Con un simple reemplazo de hardware, instalaciones de todo el mundo podrán acceder a transferencias superiores y posponer por más tiempo la costosa inversión asociada al reemplazo total de cables, que puede ascender a cientos de miles de dólares en ciertos lugares.