Cualquiera que haya visitado Facebook en estos últimos días probablemente recibió un mensaje interno de la red social advirtiendo que habrá ajustes en los términos de servicio, los cuales entrarán en vigencia a partir del 1 de enero de 2015. Como era de esperarse, esta novedad ha generado cierta preocupación entre los usuarios, además de “disclaimers” sin validez legal. Veamos qué está sucediendo.
Hay un detalle que ni siquiera los defensores más férreos de Facebook pueden negar: Sus términos de uso siguen siendo un caos. La última actualización, que se activará oficialmente en Año Nuevo, habla de “simplificar” frases y expresiones para que la información sea más sencilla de interpretar, pero en nombre de esa simplificación, lo único que encontramos es un texto que incorpora más zonas grises, y que mantiene casi intacto su nivel de complejidad. A esto debemos sumar que la estructura de los términos es “optimizada” para su uso en cortes estadounidenses, lo que instala una traba legal incluso para los expertos en leyes, obligados a adaptar sus conocimientos.
Los primeros reclamos llegaron a través del Comité Selecto de Ciencia y Tecnología en el Reino Unido. Varios miembros del Parlamento han remarcado la excesiva complejidad y longitud de los términos de uso en las redes sociales (no se limitaron a Facebook con esto), mientras que el presidente del comité Andrew Miller, recordó el famoso experimento que Facebook realizó con el objetivo de manipular las emociones de los usuarios. Uno de los puntos más ásperos lleva a la aplicación Messenger de Facebook, que de acuerdo a sus términos tiene la capacidad de acceder tanto al micrófono como a la cámara de un dispositivo móvil. Aparentemente, las condiciones entre “acceso” y “permiso” no están del todo claras, pero en realidad el conflicto existe desde hace un tiempo. La actualización sobre los términos de uso se concentra más sobre opciones de pago, promociones, presentación de publicidad y elementos para desarrolladores.
Al mismo tiempo, en los últimos días muchos contactos comenzaron a publicar unos “términos personales de uso”, en un intento por impedir que Facebook utilice sus datos con fines comerciales. Flash de noticias: Facebook ya puede hacer eso. Al aceptar los términos de uso originales cuando se crea una cuenta, cualquier clase de “disclaimer” posterior es automáticamente inválido. Esto ya ha pasado una vez; supongo que un segundo round era inevitable. La verdad de fondo sigue siendo la misma: Facebook es un servicio. A cambio del acceso gratuito a ese servicio, el usuario cede cierta información. Dicha información puede ser usada para optimizar las funciones internas del servicio, o para brindar elementos publicitarios que se ajusten a las preferencias del usuario. La única manera de escapar es salir de Facebook… pero nadie lo hace.