Es uno de los grandes desafíos que la ciencia tiene por delante. Además de diseñar prótesis con mayor flexibilidad y resistencia, los expertos también exploran diferentes métodos para restaurar la capacidad sensorial. Gracias al trabajo del Instituto Federal Suizo de Tecnología y la Escuela Sant’Anna de Estudios Avanzados, un ciudadano danés volvió a sentir en tiempo real, con la intervención de una avanzada mano biónica.
Esta clase de noticias son las que nos recuerdan que somos verdaderos privilegiados. Nuestros sentidos están intactos, al igual que nuestras extremidades. Nos podemos desplazar sin restricciones, además de ver y tocar a un ser querido. Heridas de guerra, accidentes de trabajo, enfermedades… muchas personas han tenido que dejar una parte de sí mismos en el camino. La ciencia trabaja intensamente para restaurar esas pérdidas, y si obedecemos a los logros de los últimos años, está ganando la batalla, de forma muy lenta pero segura. La última novedad nos lleva a conocer la historia de Dennis Aabo Sørensen (danés, 36 años), que perdió su mano izquierda hace nueve años. Un equipo formado por elementos del Centro para Neuroprótesis del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Lausanne, y la Escuela Sant’Anna de Estudios Avanzados en Pisa, incorporó a Sørensen en el desarrollo de una mano biónica con capacidad sensorial en tiempo real. El estudio clínico se realizó en febrero de 2013, y duró cuatro semanas.
La sensación tiene como primer paso medir la tensión en los tendones artificiales que controlan el movimiento de los dedos, continúa con la transformación de esas mediciones en una corriente eléctrica, y el procesamiento de la corriente a través de algoritmos especiales, para convertirla finalmente en un impulso compatible con la “lectura” de los nervios periféricos. En otras palabras, es una señal limpia, transmitida a cuatro electrodos que fueron implantados quirúrgicamente en la parte superior del brazo. Existía cierta preocupación sobre una posible reducción en la capacidad de los nervios de Sørensen, ya que no habían sido usados en nueve años, pero los resultados fueron contundentes: Con los ojos vendados, Sørensen pudo diferenciar objetos redondos, con bordes pronunciados, duros y blandos. El siguiente paso es miniaturizar a todo el sistema, y lograr una portabilidad adecuada. Sin lugar a dudas, vamos a esperar por esto.
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