El pasado 4 de julio, este portal advirtió sobre los riesgos de aprobar una reforma a la ley de copyright que incluye artículos espantosos como un virtual impuesto a los enlaces y un filtro activo en todas las cargas de contenido para detectar posibles violaciones a los derechos de autor. En aquella instancia, la Eurocámara rechazó la posibilidad de avanzar, pero han pasado apenas dos meses, ¿y adivinen qué? Los cerebritos lo arruinaron todo, y aprobaron la directiva con modificaciones mínimas a los artículos más cuestionados. En este punto es importante saber cuáles son los pasos a seguir, pero hay una pregunta que no podemos evitar: ¿Cómo nos golpea a nosotros, los usuarios?
438 contra 226. 438 votos que ignoran por completo el funcionamiento básico de Internet. 438 votos que han dejado a un continente entero al borde del oscurantismo digital, poniendo en riesgo la continuidad de miles de portales y servicios sólo por obedecer a los intereses de poderes superiores con muchos ceros en sus cuentas. Después de dos meses que sirvieron como «período de reflexión» para procesar un poco más lo que estaban votando y el daño potencial que podrían causar en el proceso, el Parlamento Europeo aprobó la reforma de la ley de copyright, incluyendo a los famosos y polémicos artículos 11 y 13, también conocidos como el «impuesto a los enlaces» y el «filtro de censura». Entonces… ¿y ahora qué?
Artículo 11: El impuesto a los enlaces
Los medios colegas básicamente han identificado al artículo 11 de la directiva como un equivalente europeo al canon AEDE que llevó a la salida de Google News del territorio español. En términos relajados, cualquier pieza compartida de contenido, desde un fragmento de texto hasta un simple enlace o una captura de pantalla, deberá contar con una licencia por parte del desarrollador original (ya sea solicitando autorización o realizando un pago), y su «derecho» sobre dicho contenido se extenderá por 20 años a partir de la fecha de creación. ¿Te gusta compartir noticias en tu perfil de Twitter? Mejor lo piensas dos veces.
Artículo 13: El filtro que «defiende» al copyright y censura a la vez
Como si el artículo 11 no fuera un desastre lo suficientemente grande, la nueva ley de copyright incluye al artículo 13, que en esencia obliga a todas las plataformas mayores (Google, Facebook, etc.) a adoptar «técnicas de reconocimiento de contenidos» y «medidas pertinentes» para comprobar que el contenido cargado por sus usuarios (parodias, memes, trabajos derivados, el cielo es el límite) no viole el copyright. En otras palabras, los proveedores y portales de servicios deberán activar filtros en tiempo real y recursos de censura dinámica, en un intento por vigilar a cada momento qué es lo que reciben sus servidores. Ahora, se supone que esto alcanza sólo a «grandes plataformas» (el argumento de sus defensores es que funcionará como el Content ID de YouTube, lo cual es un horror), dejando al margen a pequeños sitios y servicios, pero eso instala más dudas que certezas. ¿Cuáles son las reglas para separar a un portal grande de uno pequeño? ¿Usuarios activos, visitas, mensajes? ¿Cómo y cuándo se actualizan esas definiciones? Y lo más importante: ¿Quién regula al regulador?
¿Algo más?
Lamentablemente, sí. ¿Recuerdan al conflicto por panoramas que involucró a Wikipedia? Bien, los neandertales eurodiputados decidieron impedir a nivel continental la aprobación de protecciones para la Libertad de Panoramas, que instalan exenciones de propiedad intelectual en el caso de monumentos, estatuas, edificios y otras fachadas históricas. Este bloqueo da vía libre a los estados miembros para exigir todos los pagos por copyright que crean necesarios.
¿Antorchas y horquillas?
Todavía no. La directiva debe cruzar dos barreras adicionales. Primero se dará inicio a una serie de conversaciones entre el Parlamento, el Consejo y la Comisión (los llamados trílogos), que incluirán negociaciones a puertas cerradas para acordar una versión definitiva del texto. Una vez finalizado eso, la votación pasa al Pleno del Parlamento, y allí es todo o nada: O se aprueba la directiva revisada por los trílogos, o sea cae y vuelve a cero.
Aún queda un cartucho por disparar, pero no será fácil dar en el blanco. En «el nombre del copyright y la defensa de los derechos de autor», estos eurodiputados parecen dispuestos a destruir la Web tal y como la conocemos hoy. La nueva ley de copyright es una catástrofe en materia de libertad de expresión, privacidad, y generación de contenido. Cada congreso nacional deberá debatir y reinterpretar la ley para aplicarla localmente, y se espera una verdadera tormenta de demandas en juzgados competentes. Pero hay algo elemental que pierden de vista: Si las condiciones básicas para trabajar desaparecen, el trabajo se irá a otra parte. El caso de Google News en España fue contundente.