La clonación humana no ha perdido su estatus de “tema controvertido” en la ciencia y la medicina. Mientras que ya se ha puesto en práctica sobre diferentes tipos de animales, aún se están evaluando las consecuencias científicas, éticas y sociales a la hora de clonar un ser humano. Sin embargo, más allá de estos complejos puntos, varios expertos le dan a la clonación humana un perfil de “inevitable”. Uno de ellos es el reciente ganador del Premio Nobel de Medicina, el biólogo Sir John Bertrand Gurdon. Según su punto de vista, la clonación humana será una realidad en cincuenta años, una vez que su utilidad en medicina quede establecida.
Una persona podría tener a su disposición órganos internos compatibles, y material genético adicional para procedimientos complejos. Hasta existe la posibilidad de que un miembro perdido sea restaurado. Pero quienes hemos estado expuestos a este tema (en mayor o menor medida) sabemos bien que la clonación humana tiene otros potenciales, incluyendo el de la inmortalidad biológica. Aunque eso ya es territorio de la ciencia ficción, en estos días son cada vez más los expertos que le dan a la clonación humana cierta inevitabilidad. La clonación y la ética han estado chocando cabezas desde hace un buen tiempo. Hasta se han elevado voces de protesta en referencia a la clonación no humana. Recientemente el gobierno brasileño decidió utilizar técnicas de clonación para proteger animales en peligro, algo que ya está siendo desarrollado en otros países.
Ahora, quien ha hablado sobre la clonación humana es nada menos que Sir John Bertrand Gurdon, reciente Premio Nobel de Medicina. El biólogo cree que, una vez que se haya comprobado su utilidad, cualquier dilema ético quedará disipado, pero también establece un margen de tiempo de cincuenta años. Todavía existen serias limitaciones en las técnicas de clonación que bloquean el acceso a un clon humano completo y sano, pero parte del argumento de Gurdon está basado en una serie de preguntas que realiza a la audiencia durante sus conferencias en la Universidad de Cambridge. Una particularmente delicada es si los padres de niños fallecidos que perdieron su fertilidad deberían tener la posibilidad de clonar a sus hijos perdidos, utilizando material genético tanto del niño como de la madre (y asumiendo que el proceso es seguro y efectivo). De acuerdo a las observaciones de Gurdon, la respuesta es “un 60 por ciento a favor”.
Por supuesto, el componente ético detrás de una decisión de esa clase es enorme. ¿Sería el chico clonado un individuo por mérito propio, o su existencia estaría establecida sólo para “reemplazar” a alguien? Así es como la discusión se extiende a otros aspectos. ¿Tiene una persona el derecho de tener su propio “cuerpo de repuesto” y cultivar sus propios órganos? A menos que haya drásticos avances en las técnicas de clonación, habrá que esperar media década (o por qué no más) para saberlo, siempre y cuando no se establezca alguna clase de prohibición de la clonación humana a escala global.