Una búsqueda rápida en el navegador puede transformarse en un pico de frustración por algo tan simple como perder conectividad. Nuestra dependencia de la red de redes es casi absoluta, y la gran mayoría de los servicios modernos no funcionan sin ella. Pero además de agitar el puño en el aire y dejar escapar nuestra ira al grito de «¡No tengo Internet!», también podemos determinar la causa. En muchos casos, se trata de un evento externo y ajeno a nuestro control, sin embargo, a veces podemos hacer algo…
«No tengo Internet», y el regreso a la Edad Media
Hubo una época en la que podíamos vivir sin Internet. Una época de diskettes, cassettes, módems telefónicos y BBS. Una época de tarjetas de crédito procesadas con «guillotina», de televisión analógica, videocaseteras y juegos en cartuchos. Hoy, el mundo gira alrededor del streaming y el IPTV, de las tiendas digitales, los procesadores de pago y el almacenamiento en la nube. Estamos atravesando la «era app», en la que prescindir de un dispositivo móvil tiende a ser un problema y no una alternativa. ¿Y adivina qué? Nada de eso funciona sin Internet.
Por todas esas razones (y muchas más que estoy olvidando) la pérdida de conectividad roza lo desesperante. En lo personal, no tener Internet me convierte en un corcho flotando en el agua. Me atrasa en el trabajo, no puedo obtener información, cualquier compra entra en pausa, y no olvidemos los 27 mil mensajes preguntando si estoy muerto. Imagino que debe pasarte algo parecido, y si lees estas líneas desde tu móvil porque la conexión principal a Internet decidió esfumarse, te invito a repasar algunos detalles que podrían hacerla regresar de las tinieblas…
¿Y cómo se siente tu módem hoy…?
Así es: El maldito aparato. Lo primero que te pedirá cualquier elemento de soporte técnico al otro lado de la línea es que apagues y enciendas el módem, y el motivo es sencillo: Por lo general, funciona. Los módems no son criaturas robustas. De hecho, se presentan como un ejemplo constante de reducción de costos y compromisos técnicos que perjudican al usuario en todos los niveles. Si a eso le sumamos diseños absurdos que transforman al interior del módem en un horno, y ciertos usuarios que insisten en esconder al aparato dentro de un mueble cuando necesita ventilación, bueno…
Entonces, primer paso: Verifica el estado del módem, su sincronización y temperatura. Apágalo, haz una pausa de uno o dos minutos (mínimo absoluto, 10 segundos), vuelve a conectarlo, y repite la pausa. Gritarle no hará que se conecte más rápido; lo he intentado, no funciona. Si después de varios minutos la sincronización permanece caída, es hora de hablar con soporte. ¿Sigues en ADSL con línea telefónica fija y conexión de cobre? Levanta el tubo de teléfono y verifica si tienes tono. Si la línea parece muerta, hay otro problema de fondo.
La crisis existencial de los DNS
Otra posibilidad es que el módem reporte una conexión estable, pero los navegadores en tus dispositivos se nieguen a «resolver» direcciones. Al igual que muchas otras cosas en informática (!), los servidores DNS no son inmortales, y pueden caerse de vez en cuando (especialmente si usas los que asigna el proveedor), o rendir muy por debajo de lo normal. Un atajo válido es reemplazarlos por completo con DNS alternativos, ya sea a nivel de módem/router (desactivando la configuración automática e ingresando los valores a mano) o de tarjeta de red en cada dispositivo.
El procedimiento para hacer esto en Windows es el mismo que te permite cambiar el IP del ordenador. Si bien nada te impide escoger los DNS más rápidos para tu región, recomendamos priorizar la estabilidad. De este lado utilizo una combinación de OpenDNS (208.67.222.222, 208.67.220.220), Google (8.8.8.8, 8.8.4.4) y CloudFlare (1.1.1.1). Una vez hecha la modificación, abre la consola del sistema con privilegios elevados, y ejecuta «ipconfig /flushdns» para purgar todo el caché DNS. Como paso final, reinicia el equipo.
Bendito, maldito WiFi
Ah, el WiFi. Internet «a través del aire», sin cables, y con total libertad. Suena maravilloso, ¿verdad? Y si funciona, definitivamente lo es. El problema es cuando se niega a cooperar, cosa que sucede mucho más seguido de lo que pensamos. Un clásico es que el WiFi «no regrese» de la hibernación o suspensión. Generalmente asociado a conflictos entre la administración de energía, los propios controladores del WiFi (placa, módulo o dongle) y el sistema operativo, la primera sugerencia es impedir que el equipo apague ese hardware para ahorrar electricidad. La segunda es actualizar el controlador (aunque sabemos bien que ciertos chips dependen exclusivamente de lo que ofrece Windows Update, y no hay alternativas).
Tampoco debemos olvidar los problemas de canales, cortesía de múltiples routers ocupando la misma frecuencia. Se supone que los canales 1, 6 y 11 evitan el «overlap» con otras frecuencias, pero si todo el mundo configura a sus routers del mismo modo, es probable que el rendimiento del WiFi deje mucho que desear. Modificar el canal, cambiar de posición al router, o dar el salto directo a 5 GHz pueden ayudar a mejorar la situación.
El fantasma de la saturación
¿A quién vamos a engañar? Lo cierto es que consumimos datos. Muchos datos. El simple hecho de leer este artículo consume datos. Y todos los miembros de la familia exprimiendo a Netflix HD en sus dispositivos también consumen datos. Por supuesto, a mayor ancho de banda, menor es la posibilidad de saturar la conexión, pero si tienes 10 o 20 megabits a tu disposición, en estos días no es muy complicado colocarla en un apuro.
Obviamente, este inconveniente no es exclusivo del streaming. Si yo dejara a BitTorrent hacer lo que quisiera, libre y sin restricciones, la conexión pediría misericordia a los pocos segundos. Al mismo tiempo, no todos los módems/routers pueden tolerar la apertura de múltiples conexiones en simultáneo que realiza una sesión BitTorrent normal. El proveedor tal vez no falle, pero si tu router cae de rodillas, te quedarás sin Internet lo mismo…
Y mucho, mucho más
Firewalls demasiado celosos, dongles WiFi de baja calidad y con drivers inestables, Windows Update descargando sus ladrillos en segundo plano, programas que intervienen en la estructura de red de Windows (ej., adaptadores virtuales)… decir «no tengo Internet» puede dar una descripción precisa al principio, pero una vez que raspamos la superficie, su perfil genérico es evidente. Espero que algo de lo que hemos mencionado aquí te sirva. Hay mucho terreno para cubrir, ten paciencia, no pierdas la cabeza, ¡y buena suerte!