Para muchos de nosotros, encender la máquina de café es tan natural como apagar el despertador a la mañana. Ahora imaginemos que en lugar de una taza de café, esa máquina está gestando el contenido de tu porción diaria de vitaminas y minerales, especialmente recetadas para tus necesidades dietéticas personales. En un pocillo pequeño, Nestle quiere crear el Nespresso de los nutrientes y alimentar a la sociedad moderna con pequeñas dosis proteicas.
La propuesta suena a algo salido de Los Supersónicos o de Star Trek, donde las comidas tenían una preparación más instantánea y una deglución mucho más rápida todavía. Además se presentaban como nutricionalmente perfectas, pues la evolución tecnológica había logrado darles a los humanos aquello que la ciencia ficción tanto nos promete. Y el futuro parece estar llegando, pues esta semana el Instituto de Ciencias de la Salud de Nestle ha confirmado su puesta en marcha del proyecto con el que quiere crear Nespressos de nutrientes. Si eso no es lo suficientemente extraño, al proyecto lo han denominado Iron Man.
Nestle es la compañía que, además de haber sido acusada durante décadas de “matar bebés” al no explicar detalladamente cómo debía usarse su leche en polvo y habiendo sufrido por ello uno los boicots de consumidores más grandes de la historia, creó la máquina de café de una sola porción, más conocido como Nespresso. En algún momento la división de investigación decidió que este tipo de dispositivo y formato podía servir para distribuir suplementos nutricionales personalizados, y según Nestle los nutrientes podrían venir en forma de polvo en una cápsula como la de los cafés Nespresso. El primer paso es encontrar las herramientas adecuadas para medir los niveles de nutrientes esenciales de una persona con el fin de ofrecerle bebidas o comidas mezcladas a medida, cubriendo las deficiencias individuales. Por ejemplo, dándote más hierro, vitamina C, magnesio, etc. según lo necesites.
La decisión se produce en medio de un esfuerzo más amplio de cambio de marca de Nestlé a una empresa de salud y bienestar. Sin embargo la propuesta de Nestle (que no llegaría a los consumidores hasta dentro de casi una década) no fue muy bien recibida por los primeros organismos y compañías asociadas, ya que el proyecto se nota muy costoso en muchos sentidos. Si nos ponemos a pensar en lo que cuesta una sola cápsula de Nespresso (y en la regularidad con la que las suben de precio), imaginemos entonces cuánto costaría una que en vez de café tuviera nuestros nutrientes diarios, algo que no pareces simple de analizar en nuestra cocina.
Por otra parte, Nestle no tiene la reputación que quisiera a la hora de tratar con alimentos de uso masivo. Sus productos se venden en cantidades millonarias y los años del Nestle Baby Killer ya quedaron atrás, pero quienes se enteren de que Nestle quiere prepararles sus nutrientes, van a rememorar sin lugar a dudas aquel episodio que comenzó en 1974 con la publicación del libro de la ONG War on Want. Eso o se acordarán de Soylent Green, claro.