Las carreras vuelven al ambiente nocturno. Rugen los motores, el pavimento comienza a calentarse y la adrenalina está a flor de piel. Bienvenidos a un nuevo Need for Speed.Como cada fin de año, Electronics Arts lanzó una nueva entrega de su popular franquicia automovilística. Sabemos que Need for Speed no fue el mismo a partir de Underground. Esta versión marcó un antes y un después, con la inclusión de las opciones de personalización para el carro que hicieron un furor entre los fanáticos de los “fierros”. La continuación de éste, Underground 2, potenció esas posibilidades hasta nuevos límites, mientras que su sucesor (Most Wanted) volvió a simplificarlo, para darle mayor importancia a la participación policíaca en el juego.
Aquí tenemos a Carbono, y la pregunta que se hacen los seguidores es: ¿en qué está puesto el foco en esta versión?. Luego de jornadas de extensivas pruebas, nos dimos cuenta que no es otra cosa que un rejunte con todo lo que causó un buen impacto en la comunidad, con el agregado de alguna que otra variante. Por eso, y a pesar del renovado aspecto gráfico, nos encontramos con un título que no dista mucho con sus antecesores y no trae nada sustancialmente novedoso. No obstante, mantiene un nivel de calidad muy por encima del estándar, lo que nos lleva a, por lo menos, probarlo.
Tal como sucedió en Most Wanted, el comienzo del modo historia de Carbono nos ubica en una carretera, siendo perseguidos por un conocido personaje de la entrega anterior recién nombrada. Esta secuencia sirve como preámbulo para lo que se viene, ya que retratan un estilo de competencia introducida en Carbono. Luego, como siempre, empezamos desde abajo con un auto básico y la ayuda de ciertos personajes. En estos primeros momentos se nos explica cómo están las cosas en la ciudad y qué deberemos hacer para ganar popularidad. La gran diferencia de Carbono es la inclusión de un sistema de equipos. Conquistar la ciudad no será cuestión solamente de nuestro desempeño en las carreras, sino que seremos el líder de la banda que, con un poco de esfuerzo y habilidad al volante, pondrá su sello en las calles de Palmont.
Nuestros compañeros son útiles para diversos propósitos. Por ejemplo, tenemos a los que son imprescindibles para que podamos modificar profundamente el vehículo, mientras que otros son aliados durante las carreras en conjunto. ¿Cómo es eso? Se trata, ni más ni menos, que de competencias en las que participan ocho autos, dos por bando. El segundo miembro, dependiendo su estilo, puede bloquear a los que vienen detrás nuestro, marcar el camino ideal a seguir en la carrera o ponerse adelante y ayudarnos a lograr una notable aceleración gracias al “rebufo”. Pero no todo es color de rosas; a veces pueden entorpecer nuestro andar y no cumplir bien su función. Además, no están disponibles todo el tiempo, sino que su uso es limitado. Con unos pocos reajustes, podría evolucionar y convertirse en una variante interesante para una futura versión de Need for Speed.
Volviendo al modo historia, la ciudad de Palmont se divide en varios territorios que, a su vez, están compuestos por un número determinado de zonas. El objetivo es ir ganando las competencias presentes en cada zona y, una vez logrado esto, la habremos conquistado. Cuando todas las zonas de un territorio estén bajo nuestra influencia, el retador de turno hará un último intento por mantenerse a su grupo en el sector, llevándonos a correr a los peligrosos cañones. Cumpliendo correctamente las dos etapas que conforman esta carrera, pasaremos a dominar el territorio. Pero ojo, porque así como lo conquistamos, otras bandas querrán hacer lo propio en nuestros terrenos. Estas situaciones se traducen en carreras contra los que intentan quitarnos lo que tanto nos costó poseer.
Qué mayor satisfacción para los amantes de los autos que empezar casi desde cero con algo bien básico, y transformarlo en el dueño de las carreteras. Si bien los carros que tenemos para elegir en un principio no son precisamente chatarras, quedan en ridículo al compararse con uno bien preparado.
En Carbono, EA decidió dividir los autos por categorías. En primera instancia tenemos a los tuners, que crecieron en popularidad en las dos entregas Underground; coches corrientes que, con la inclusión de partes modificadas de rendimiento, pueden convertirse en verdaderas máquinas. Luego están los músculo americano, aquellos vehículos provenientes de la década del 70’ que levantan la trompa ligeramente de tanta aceleración que poseen; su gran desventaja radica en la dificultad para doblar y mantener un buen dominio sobre ellos. Ni hablar de los exóticos, esos autos de ensueño que, ya de por sí, son increíblemente bellos. Con mencionar a Porsche y Lamborghini se darán una idea de a qué clase de carros nos referimos.
A la hora de ponerlos a punto, aparece otra de las novedades: el sistema AutoSculpt. Éste nos permite (siempre y cuando tengamos el compañero correcto dentro del equipo) modificar las piezas básicas de carrocería en tamaño, posición y estilo. Dichas piezas son los paragolpes traseros y delanteros, capots, tomas de aire y laterales, entre otras. No es una gran innovación, pero los más detallistas sabrán apreciar esta inclusión. El resto se asemeja mucho a lo que estamos acostumbrados: cambiar la pintura, agregar vinilos, calcos, modificar la tonalidad de los vidrios, altura del vehículo, etc. En cuanto a rendimiento, también podremos ir mejorando aspectos como los frenos, la suspensión, el motor y demás, con una característica: cada actualización se compone de tres elementos, y según cuáles escojamos, el auto se comportará de una u otra forma (más aceleración equivale a menos velocidad final, por ejemplo).
Además del comentado modo historia, Carbono tiene otras alternativas para correr. Vuelven los conocidos desafíos, ahora estructurados de una forma especial para que obtengamos recompensas más rápidamente al superarlos. Estas recompensas pueden ser autos, partes, opciones de personalización y cosas por el estilo. Tenemos, además, las carreras rápidas; seleccionamos el circuito (con su tipo de carrera aparejada), configuramos ciertas opciones y, antes de saltar a la pista, nos subimos a uno de los varios carros que se encuentran disponibles de movida. Se agradece que podamos conducir vehículos avanzados sin necesidad de quemar etapas en el modo historia.
Entre las modalidades para correr, tenemos un regreso (los derrapes) y una partida (los arrancones). Permanecieron intactas las modalidades punto a punto, radar, circuito y puntos de control, pudiendo jugar tanto en solitario como en el completísimo modo en línea. La atracción promocionada para esta versión son las competencias en los cañones. Éstas no son otra cosa que carreras sobre carreteras montañosas, donde un derrape de más puede hacernos caer al vacío. El objetivo es seguirle el ritmo al rival que tenemos adelante durante una etapa; terminada la misma, los roles se invierten y somos nosotros los que debemos procurar no ser superados. Cumplidas ambas partes, saldremos victoriosos.
Todas estas carreras se desarrollan por la noche y, gracias a ello, Carbono brilla con luz propia. Lo mejor –lejos– es el modelado de los autos, más aún cuando son personalizados. Pero los efectos de desenfoque, iluminación y demás bondades gráficas lo convierten en el Need for Speed más chulo de la saga. Si unimos el apartado visual con el excelente desempeño del audio (¡tienen que escuchar rugir esos motores!) y una banda sonora muy correcta, redondeamos un notable trabajo técnico. En cuanto a plataformas menos poderosas (PlayStation 2, GameCube), la calidad gráfica disminuye bastante, situándose a la par de entregas anteriores.
En fin, un Need for Speed que no aporta demasiado a la serie, pero muy bien realizado y que nos dará algunas horas de diversión. Esperemos que EA se esmere un poco más el próximo año.
Promedio: 79%