El universo móvil nos ha enseñado que existe una app para todo, pero en algunas ocasiones necesitamos navegar de forma tradicional. El problema es que los navegadores «estándar» en Android permiten el rastreo de nuestra actividad, o al menos, buena parte de ella. La alternativa es instalar un navegador que posea un perfil más privado, bloqueando trackers y habilitando recursos para eliminar nuestro historial fácilmente. Hoy veremos tres opciones.
Firefox Focus
Esta variante del navegador de Mozilla apunta a una experiencia sencilla y minimalista. De hecho, ni siquiera tiene soporte para pestañas, todo un testamento a su objetivo principal. La idea es que el usuario utilice a Firefox Focus para esos momentos de «entrada y salida» que deben permanecer separados del navegador predeterminado.
Además de bloquear rastreadores y otros elementos en segundo plano, Firefox Focus también incluye un botón dedicado para borrar el historial rápidamente y cerrar el sitio abierto. Este perfil simple y directo en Firefox Focus significa que no hay demasiadas opciones avanzadas, y es posible que algunos usuarios más exigentes no se sientan cómodos con eso.
DuckDuckGo Privacy Browser
Recientemente hablamos del proyecto App Tracking Protection de DuckDuckGo para limitar el rastreo en dispositivos Android, que acaba de ingresar a una fase de beta pública. Pero para poder utilizarlo, es necesario instalar el navegador de DuckDuckGo, que extiende los bloqueos a páginas web y correos electrónicos. Las funciones de DuckDuckGo Privacy Browser están un poco más pulidas (si lo comparamos con Firefox Focus), y podemos abrir múltiples pestañas sin inconvenientes.
El Fire Button en DuckDuckGo Privacy Browser hace exactamente lo que imaginamos: Cierra todas las pestañas y borra el historial completo de navegación. Para finalizar, App Tracking Protection coloca una notificación permanente en la parte superior, que nos ayuda a visualizar la cantidad de bloqueos. Dependiendo de las apps instaladas, pueden ser miles por día.
Kiwi Browser
Kiwi Browser no es necesariamente un navegador privado, pero su perfil está más cerca de Chromium que de Chrome, y eso nos da algunas ventajas. La más importante de ellas es la posibilidad de instalar extensiones convencionales en un navegador móvil. Lógicamente, no todas funcionarán (ya que están pensadas para navegadores de escritorio o arrastran otras dependencias), pero esa flexibilidad no debe ser tomada a la ligera.
La buena noticia es que Kiwi Browser está recibiendo actualizaciones con una frecuencia más ajustada que antes. La mala es que aún conserva algunos hábitos no del todo buenos, como su comportamiento extremo al ahorrar memoria, recargando pestañas constantemente o presentando versiones reducidas. De todas maneras, es una sólida opción para escapar del Chrome tradicional.