Mientras que los ingenieros de la NASA trabajan contrarreloj para poner en marcha cada uno de los componentes del proyecto Constellation, un comité analiza una extensión a la “fecha de vencimiento” del transbordador espacial y la planificación de misiones al “espacio profundo”, que podrían incluir vuelos tripulados a algunos asteroides o lunas del Sistema Solar.
Un panel de especialistas, encabezado por el ex presidente ejecutivo de Lockheed Martin Corp Norm Augustine, fue convocado por el presidente Barack Obama para que presente algunas opciones para el futuro del programa espacial estadounidense. A pesar de que aún no se ha presentado un informe oficial, ya se conocen algunas de las propuestas que han elaborado. En primer lugar, para evitar la brecha temporal existente -estimada entre 5 y 7 años- entre el último vuelo previsto del transbordador espacial y las primeras misiones del proyecto Constellation, se intentaría agregar una misión extra a las siete que restan.
Como siempre, cualquier decisión que se tome sobre el futuro de la NASA depende del presupuesto que pueda conseguir. Mantener el cronograma de los siete últimos vuelos previstos para el transbordador requiere de un prepuesto extra de 1.500 millones de dólares. Si no los obtienen, habrá retrasos, y agregar una misión más implica un gasto de otros 2.700 millones, algo que la agencia no sabe si podrá conseguir a tiempo. Si lo logran, se intentaría extender las operaciones a bordo de la Estación Espacial Internacional como mínimo hasta el año 2020. Para tener una idea de las cifras implicadas, alcanza con saber que el presupuesto previsto para el año fiscal, que concluye el 30 de septiembre del 2009, es de 18.000 millones de dólares.
Por supuesto, en la NASA saben que la carrera espacial no termina en la EEI. Para planificar el futuro tienen un grupo de expertos trabajando en el diseño de las futuras misiones, que debido a su complejidad y costo deben planificarse con años (y a menudo décadas) de anticipación. Algunas de las propuestas que se están analizando incluyen viajes a lo que en la agencia denominan “espacio profundo”, enviando a astronautas a lugares cada vez más alejados de nuestro planeta. Entre las misiones bajo análisis se encuentran, además de las misiones tripuladas a la Luna, sobrevuelos tripulados alrededor de Venus, aproximaciones o descensos sobre asteroides que en algún punto de su órbita se encuentran más o menos cerca de la Tierra y, por supuesto, los viajes a Marte o alguna de sus lunas.
Es demasiado pronto para saber cuál de todas estas misiones se encarará realmente, si alguna. Como siempre, la NASA deberá fijar prioridades, y ver hasta donde se justifica el costo y riesgo de una misión tripulada a sitios donde -definitivamente- la presencia de un astronauta no aporta demasiado al éxito de la misma. “Pisar” un asteroide, por ejemplo, puede ser una aventura incomparable, pero desde el punto de vista científico, una sonda robótica correctamente equipada puede obtener prácticamente los mismos resultados a un costo mucho menor, y puede permanecer durante el trozo de roca espacial durante meses o años. Seguramente dentro de los próximos meses sabremos cuál de las misiones resulta elegida, y comenzaremos a informarte sobre ello. Mientras tanto, seguiremos de cerca las últimas misiones del transbordador espacial.