La NASA está finalizando la puesta a punto de un par de nuevas misiones espaciales. Esta vez es el turno de nuestro satélite natural, la Luna. La agencia espacial pretende elaborar un completo mapa 3D de su superficie, que sirva como guía para encontrar sitios de aterrizaje seguros y descubrir sus recursos naturales. El mensaje es claro: la NASA piensa volver a la Luna, y quiere hacerlo bien.
Desde tiempos antiguos los exploradores han necesitado de mapas. La carencia de ellos ha producido grandes descubrimientos, al fin y al cabo Colón descubrió América por no tener un mapa, pero siempre es preferible conocer de antemano el camino que se va a recorrer. Con esta idea en mente, la NASA está elaborando una misión que, cuando esté terminada, proporcionará un atlas geográfico tridimensional de la Luna. Según sus voceros, la agencia espacial estadounidense necesita de este mapa para “encontrar sitios de aterrizaje seguros para los exploradores humanos y descubrir posibles recursos naturales.”
La misión incluye el envío de diferentes instrumentos a la Luna, con el objeto de relevar el terreno y obtener los datos indispensables para crear una cartografía actualizada y precisa de su superficie. Los satélites Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) y Lunar Crater Observation and Sensing Satellite (LCROSS) harán su viaje a bordo de un cohete Atlas V que despegará de la base que tiene la NASA en Cabo Cañaveral (Florida) el 17 de junio.
La tarea de LRO es, fundamentalmente, identificar lugares en los que los futuros astronautas puedan aterrizar sin sorpresas. También ayudará a localizar potenciales yacimientos de recursos naturales, registrar los niveles de radiación del medioambiente lunar y a poner a prueba “nuevas tecnologías”. LCROSS, por su parte, buscará una “respuesta definitiva acerca de la presencia de agua helada en los polos de la Luna”, según dice la NASA en su comunicado de prensa. La agencia utilizará la segunda etapa del cohete que transporte al LCROSS para efectuar un experimento de impacto sobre la superficie del satélite natural de la Tierra. “Utilizar la segunda etapa del cohete Atlas Centaur en este experimento proporcionará dos espectaculares efectos sobre la superficie de la luna”, aseguran. Otra lectura, más conservadora, podría ser “finalmente, comenzamos a arrojar chatarra en otro cuerpo celeste del Sistema Solar”, pero la NASA nada ha dicho sobre ese espinoso punto de vista.
“Estas dos misiones proporcionarán información valiosa sobre la Luna, nuestro vecino más cercano”, dice el administrador del Directorio de Misiones de Exploración de la NASA Doug Cooke. Según el experto, las imágenes que transmitirán estos dos satélites tendrán una resolución de un metro, por lo que se podrá elaborar un mapa topográfico tan detallado como los disponibles de la propia Tierra.
Otro aspecto relevante de la misión se relaciona con la radiación. Los instrumentos del LRO se encargarán de realizar un mapa tridimensional –en muy alta resolución- de la superficie lunar que incluye información sobre la radiación en el espectro ultravioleta. Los expertos suponen que estos datos ayudarán a explicar la forma en que la radiación lunar podría afectar a los seres humanos que –en futuras misiones- permanezcan largos periodos de tiempo en la Luna.
En lo que hace al agua, el satélite LRO se encargará de mirar en lo más profundo de cada cráter -incluso podrá revisar bajo la superficie de la Luna- en busca de hielo. “LRO es una sonda enormemente avanzada. Sus instrumentos funcionarán de manera coordinada para enviarnos información sobre lugares que queríamos revisar desde hace muchos años”, agrega Craig Tolley, el director del proyecto LRO en el Centro de Vuelos Espaciales de la NASA en Goddard (Maryland).
Lo mejor es que estas dos misiones son la piedra fundamental para el futuro de la exploración lunar. Con estos datos, la NASA –u otra agencia espacial- podrá planificar misiones robóticas o tripuladas a nuestro satélite con muy pocos riesgos, además de poder dirigirlas a puntos donde sabrán de antemano que hay algo interesante para analizar. El hecho de que la NASA esté poniendo en marcha estas dos misiones dice mucho sobre sus planes futuros. LRO y LCROSS son una señal fuerte y clara de que la agencia planea volver a la Luna.