La NASA está pensando en retomar, luego de mucho tiempo, la experimentación con monos. Los “afortunados candidatos” serán objeto de una serie de estudios sobre radiación espacial, y pertenecen a una variedad conocida como monos ardilla. En la agencia creen que si pueden analizar cómo resultan afectados luego de ser expuestos a las mismas dosis de radiación que estarán sometidos los astronautas que viajen a Marte, tendrán una perspectiva más real de que riesgos y efectos tienen esos rayos sobre el hombre.
Parece que el trabajo de ser mono ardilla es cada día más sacrificado. Un grupo de estos primates, cuyo número estimado es de 18 a 28 ejemplares, será irradiado con el mismo tipo de radiación que se supone deberán enfrentar los astronautas que algún día viajen a Marte. La idea es ver qué tan dañados resultan sus organismos luego de la exposición, para así poder trasladar los resultados a los humanos. En concreto, la NASA espera comprender cómo el duro ambiente del espacio afecta a los seres humanos física y psicológicamente, y qué medidas pueden tomarse para evitar esos daños durante los vuelos espaciales prolongados. Recordemos que el escudo magnético de la Tierra nos protege de la mayor parte de los rayos cósmicos -partículas de alta energía que viajan a casi la velocidad de la luz- pero en el espacio estamos indefensos.
Los científicos a cargo del experimento están particularmente interesados en estudiar cómo afecta la radiación al sistema nervioso central de los monos y a su comportamiento. Jack Bergman, farmacólogo del comportamiento en la Escuela Médica Harvard del Hospital McLean (Boston), dice que “es necesario efectuar este tipo de trabajo”. En realidad, la NASA necesita saber mucho más sobre la forma en que los astronautas resultan perjudicados por el impacto de estas partículas, ya que sin esos datos es muy difícil planificar una misión que pueda tener alguna posibilidad de éxito. En el caso particular de un viaje a Marte, la tripulación deberá estar fuera del escudo magnético de la tierra durante aproximadamente un año. “Existe un compromiso a largo plazo por parte de la NASA con el vuelo espacial prolongado y ese compromiso lleva consigo una necesidad de conocer qué tipo de efectos adversos puede tener el viaje espacial, y cuáles son los riesgos para los astronautas”, explica Bergman. “Esto, hoy por hoy, no está bien evaluado.”
En realidad, la NASA ha utilizado otro tipo de mamíferos, como ratas y ratones, durante mucho tiempo en experimentos similares. Pero para poder explorar las consecuencias que tiene la radiación en el cuerpo humano, se necesita de un animal que sea lo más parecido posible a nosotros. Y los monos ardillas parece que tienen la “suerte” ser lo bastante similares como para convertirse en los candidatos ideales para la NASA. Eleanor Blakely, biofísica del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley que estudia las cataratas inducidas por radiación, dijo que “cuanto más nos acerquemos a los humanos mejor”. Al comenzar el experimento, los monos serán entrenados para realizar una serie de tareas. Luego, una vez irradiados, se les pedirá que repitan las tareas aprendidas para ver cómo la radiación ha afectado su capacidad para desenvolverse.
El experimento se llevará a cabo dentro del Laboratorio de Radiación Espacial que la NASA posee en el Laboratorio Nacional Brookhaven del Departamento de Nueva York. “Lo hermoso de esto es que podremos realizar evaluaciones con distintos tipos de exposición, por lo que no solamente vamos a percibir los efectos más inmediatos sino que podemos indagar en períodos más largos de tiempo”, se entusiasma Bergman. Hasta ahora, “este tipo de información no ha estado disponible.” Una vez terminado el experimento, los animales no serán sacrificados. Permanecerán en el Hospital McLean, dónde serán supervisados por veterinarios y personal calificado. Según la NASA, “el Hospital McLean Hospital es el responsable del cuidado de los primates, y no se pretende realizar más investigaciones con ellos después.”
La NASA ha utilizado monos como parte de su trabajo casi desde el comienzo de la carrera espacial. De hecho, antes de enviar los primeros seres humanos al espacio, la agencia envió dos chimpancés –Ham y Enos– para probar las cápsulas Mercury. Desde esa época, 29 primates en total han viajado al espacio, 12 de ellos a bordo de cohetes soviéticos y 17 en vehículos de los Estados Unidos.