El último número de la revista Nature da cuenta que investigadores del Instituto Tecnológico de California han desarrollado unos pequeños robots, construidos mediante nanotecnología, que pueden viajar a través de la sangre hasta alcanzar los tumores del paciente. Una vez allí, son capaces de administrar una terapia sobre el ácido ribonucleico de cada célula que desactiva un gen responsable del cáncer. El sistema, denominado interferencia por ARN, será presentado en la reunión de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica en junio y promete revolucionar las terapias contra el cáncer.
Prácticamente todas las empresas farmacéuticas y laboratorios de las universidades de todo el mundo poseen algún equipo dedicado a buscar la forma de derrotar al cáncer. Se trata de un enemigo duro de vencer, sobre todo porque no es otra cosa que una parte de nuestro propio cuerpo que se vuelve contra el resto del organismo. Para tener éxito, hay que atacarlo célula por célula, y eso es lo que han hecho los científicos del California Institute of Technology (Caltech, o Instituto Tecnológico de California) en Pasadena: desarrollaron pequeños robots de nanopartículas capaces de “viajar” a través de la sangre, encontrar y entrar en las células de los tumores y, una vez allí, suministrar la terapia necesaria para combatir la enfermedad.
En realidad, más que de “robots inteligentes” se trata de unas macromoléculas construidas gracias a la nanotecnología. Son una mezcla de un polímero con una proteína llamada transferrina, que tienen la capacidad de “reconocer” las células tumorales gracias a sus particularidades moleculares. Una vez en ellas se disuelve y deja libres una serie de sustancias que actúan sobre el ARN (ácido ribonucleico) de cada célula, desactivando un gen responsable del cáncer. El hallazgo ha sido informado por la revista Nature, y existen pruebas de que este nuevo enfoque -al que han llamado “interferencia por ARN”- podría funcionar en pacientes humanos. Decenas de empresas relacionadas con la biotecnología se encuentran buscando la forma correcta de manipular el ARN y bloquear los genes que generan proteínas asociadas a enfermedades tan distintas como el cáncer, la ceguera o el sida. Sin embargo, “este es el primer mecanismo que logra entrar en la célula y realmente manipular el ARN”, explica Mark Davis, el profesor de ingeniería química que encabezó el estudio.
Davis, que también es consultor de la firma privada Calando Pharmaceuticals Inc, que está desarrollando la terapia, descubrió que una vez que las partículas encuentran la célula cancerígena e ingresan a ella, se rompen, liberando las sustancias que interactúan con el ARN y que bloquean un gen que fabrica una proteína llamada ribonucleótido reductasa, asociada con el crecimiento del cáncer. "En la misma partícula hemos incluido también un sensor químico", dice Davis. “Cuando este sensor nota que ingresó en una célula da la orden para que la molécula se disuelva y actúe sobre el ARN”, explica. Davis ha encontrado evidencia de que la terapia con nanopartículas efectivamente desactiva el ribonucleótido reductasa, lo que prueba que efectivamente cumple con su función. Es muy pronto para saber si detrás de este trabajo se encuentra la cura definitiva para el cáncer. Hasta que no se hagan estudios más rigurosos no sabremos si funciona igual de bien con todas las clases de tumores, o si no posee efectos colaterales importantes. Pero es indudable que se trata de un enfoque interesante y prometedor. El equipo de Davis presentará oficialmente el tratamiento en la reunión de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica en junio de este año. Para ese entonces, la interferencia por ARN habrá sido sometida a más pruebas y sabremos si cumple con lo que promete.