Unos meses atrás hablamos sobre un hotel en Japón que utiliza robots como empleados. La idea de instalar personal robótico para tareas administrativas básicas no es nueva, pero en todos los casos es necesario mejorar el «aspecto humano», o de lo contrario los resultados pueden ser contraproducentes. Con eso en mente, «Nadine» es un desarrollo proveniente de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur, y tiene la capacidad de dar la mano, reconocer personas, o iniciar una nueva conversación a partir de charlas previas.
Lo más probable es que en el futuro, alguna plataforma robótica y/o de inteligencia artificial nos reemplace en nuestros trabajos. Coches que se conducen solos, bots escribiendo artículos, establecimientos de comida rápida controlados por robots, plantas enteras de ensamblaje, y un largo etcétera. La palabra clave es «automatización», algo que dentro de todo podemos entender en entornos como líneas de producción en masa, y electrónica de precisión. Sin embargo, la tendencia también alcanza a otras posiciones, donde el llamado «factor humano» tiene otro rol. Doctores, enfermeros, personal de seguridad, conserjes y recepcionistas, el mundo de la robótica cree que puede igualar a los humanos en esos campos, y por qué no, superarlos. El camino es extremadamente largo, pero llevan muchos años en movimiento.
La última novedad nos traslada a Singapur, más precisamente a la Universidad Tecnológica de Nanyang, en donde la profesora Nadia Thalmann presentó a Nadine, una nueva «recepcionista robótica». Nadine tiene su propia personalidad, estado de ánimo, e incluso emociones (o al menos, simulaciones aproximadas). Dependiendo del tema de conversación, Nadine puede estar «feliz» o «triste», pero eso no es todo. También posee la capacidad de dar la mano a modo de bienvenida, reconocer personas que la hayan visitado previamente, e incluso «dar charla», basada en un intercambio anterior. Nadine no fue el único robot que presentó la universidad. Su colega se llama EDGAR, cuyo objetivo principal es el de avatar de telepresencia. Al contrario de Nadine, no posee ni piel ni cabello, y su «medio cuerpo» se encuentra instalado sobre una plataforma.
Lógicamente, Nadine tiene una enorme cantidad de trabajo por delante. Sus movimientos son limitados por donde se los mire, y lo mismo podemos decir sobre su voz. En otras palabras, tal vez sea necesario considerar a Nadine como una prueba de concepto, aunque en la universidad anticipan que esta tecnología podría brindar beneficios específicos, como el cuidado de pequeños y ancianos. El punto es que Nadine no es la primera de su clase, y definitivamente no será la última.