Liam Hoekstra es un niño de 3 años (nacido en octubre de 2005) que posee una fuerza sobrehumana y ya forma parte de La Liga de Super Niños. Esto se debe a que nació con un “error” genético que modifica la producción de miostatina, lo que le proporciona un 40% más de masa muscular. Liam come seis veces por día y los médicos coinciden en el diagnóstico: no hay efectos negativos (graves) en su salud.
Es posible que dentro de unos años se convierta en el atleta olímpico más exitoso del mundo, ya que su extraña condición genética le proporciona una ventaja física enorme y, por el momento, ningún problema secundario grave. En realidad, no todo ha sido un camino de rosas para Liam. Nació con cuatro semanas de antelación y su salud presentaba varios problemas. Su corazón tenía un pequeño agujero, algunas zonas de su piel presentaban eczemas, sus riñones eran un poco más grandes de lo normal y, como si todo eso no bastase, tenía alergia a la lactosa, lo que le hacía vomitar varias veces por día. Su madre, agobiada por esta situación (y con un extraño instinto maternal) decidió darlo en adopción. Así fue como terminó en la casa de los Hoekstra, un matrimonio de médicos que rápidamente se ocuparon de tratar todos estos problemas.
Pero la sorpresa llegó semanas más tarde, cuando sus padres adoptivos se dieron cuenta de que el niño era, literalmente, un tragón insaciable. Comía de forma exagerada, seis veces al día, aunque extrañamente no sufría ningún problema de sobrepeso. Solamente este síntoma debe hacer que más de un lector se ponga verde de envidia. Obviamente, y sobre todo por su profesión, los padres lo sometieron a una serie de análisis que les permitieron determinar que Liam posee una rara enfermedad genética basada en la hipertrofia de un músculo de su pierna.
De alguna manera, su cuerpo se las arregla para acumular todo lo que el niño come en forma de músculos en su torso, piernas y brazos. Los bajos niveles de miostatina le permiten disponer de una fuerza extraordinaria, “gracias” a la hipertrofia que se produce en sus músculos. En el siguiente vídeo (gentileza de gradical) se lo puede ver en todo su esplendor.
Su extraño metabolismo no genera grasas, a pesar de que come seis veces al día. Su madre asegura que cualquier deportista envidiaría su pequeño vientre “cuadriculado” de músculos. Por supuesto, el hecho de no poseer la grasa que todo ser humano normal necesita, su desarrollo puede verse afectado. De hecho se sabe que los niños necesitan de esa grasa para desarrollar correctamente su intelecto y aprender cosas. De todos modos, mediante tratamientos relativamente sencillos se puede proporcionar a Liam todo lo que su organismo no produce, hecho que le permite a su padre soñar con verlo, algún día, convertido en un jugador del equipo de fútbol americano.