¿Quieres saber como habrían sonado Jack White y Stevie Ray Vaughan si hubiesen tocado juntos, o cómo interpretaría Billie Holliday el último éxito Avril Lavigne? Estás de suerte: los avances en inteligencia artificial ya hacen posible resucitar leyendas de la música del pasado, utilizando grabaciones antiguas para “sintetizar” el estilo y personalidad de un músico. Luego, el software puede emplear esos datos para crear nuevas versiones de canciones antiguas, o incluso crear canciones que el músico nunca había interpretado antes. ¿Se trata de un milagro de la tecnología o de una terrible herejía?
Un nuevo software, desarrollado por la empresa Zenph Sound Innovations de Carolina del Norte, se ha convertido en una especie de caja de Pandora musical. Su sistema de Inteligencia Artificial le permite extraer el estilo de un músico cualquiera, simplemente "escuchando" sus canciones, para luego aplicarlo a las canciones de otros músicos. En general, sistemas parecidos se han utilizado desde hace algún tiempo para “remasterizar” discos viejos, haciéndolos sonar de la forma que se oirían si hubiesen sido grabados en un estudio equipado con los últimos adelantos tecnológicos, o sobre un soporte de mayor calidad. Todos hemos oído versiones de temas de Los Beatles a las que les ha quitado el ruido original, o mezclado sus pistas de alguna forma diferente. A la hora de evaluar este tipo de mezclas, se produce una profunda división entre los conocedores: algunos lo ven como un milagro de la tecnología que les permite refrescar viejas versiones de los clásicos, mientras que otros intentan quemar vivos a los responsables de semejante herejía.
A pesar de las controversias que generan estas prácticas, el software de Zenph Sound Innovations permite ir mucho más allá. No solo nos deja alterar una vieja canción de forma que suene más fresca y moderna, sino que puede cambiarlas de forma que su estilo se asemeje al de otro músico. Al menos en teoría, este programa podría tomar “Black Dog” de Jimmy Page y hacerlo sonar como si lo interpretase Jimi Hendrix, sólo para ver cómo se oye. Zenph, de hecho, ya ha publicado algunos trabajos sumamente interesantes. El primero de ellos fue una especie de “Rachmaninoff por Rachmaninoff”, en el que puede escucharse al gran pianista interpretándose a sí mismo. Mientras que los puristas comienzan a apilar leña verde, en la empresa aseguran que piensan explorar todos los mercados que su tecnología les permita, por ejemplo obteniendo las licencias necesarias para crear versiones más “limpias” de viejas grabaciones de películas o el desarrollo de un software que les deje crear versiones virtuales de más músicos. En el futuro, Zenph podría crear algo así como una súper banda integrada por los fantasmas de los músicos más grandes de la historia tocando juntos. Podremos oír a Los Beatles tocando con Eric Clapton o cualquier cosa que se les ocurra.
Obviamente, y dejando por un momento de lado si tales composiciones serán o no del agrado del público, existe un vacío legal con los derechos de las canciones que elijan “reinterpretar”. Los herederos de Kurt Cobain, por ejemplo, difícilmente aplaudan la idea de encontrarse una mañana con que su estilo musical ha sido utilizado por un software de inteligencia artificial, y que sus creadores se están llenado de oro vendiendo nuevos discos sin permiso. Algunos intentos anteriores de componer música utilizando una Inteligencia Artificial han fracasado, generalmente porque no tienen esa “calidez humana” que solo nosotros podemos poner en una canción, y eso se nota en el sonido. Pero, ¿cuánto tardará la industria en crear un software que componga música incluso mejor que un humano? Seguramente no mucho. Más allá de todas las controversias, este tipo de programa puede brindarnos la posibilidad de saber cómo hubiese sonado Beethoven interpretando temas de los Rolling Stones. Estamos de acuerdo en que el sonido de un músico refleja un tiempo y lugar de la historia, pero algunos anacronismos creativos -luego de que los abogados de las partes terminen de ponerse de acuerdo con la forma de repartir las ganancias- podrían ser aceptados por el público. Y tú, ¿de que lado estás?