Acaba de fallecer en California, a la edad de 84 años, John McCarthy. Es posible que su nombre no te diga nada, pero se trata del creador del lenguaje de programación Lisp, un investigador que en 1956 se refirió por primera vez al concepto de “inteligencia artificial”. El trabajo de este hombre permitió vislumbrar un futuro en que las máquinas serían capaces de resolver problemas a partir de una evaluación previa, atreviéndose a imaginar un futuro en el que los sistemas artificiales podrían funcionar de forma independiente e incluso superando a la inteligencia humana.
Octubre ha resultado un muy mal mes para las personalidades que han hecho posible la informática actual. Al fallecimiento de Steve Jobs y Dennis Ritchie hay que sumarle el de John McCarthy, que ha fallecido ayer a la edad de 84 años. Sin haber llegado en vida a despertar siquiera la centésima parte del interés que generaba Jobs, McCarthy fue una de las mentes más brillantes detrás de lo que hoy llamamos “Inteligencia Artificial” (IA). De hecho, fue él quien en 1956 se refirió por primera vez a este concepto, una idea que hace más de medio siglo era absolutamente revolucionaria. John describió a la IA como “la ciencia e ingeniería capaz de dotar de inteligencia a las máquinas“. Si bien aún no vivimos en un mundo en que las máquinas que nos rodean puedan ser calificadas como “inteligentes”, lo cierto es que el trabajo de este investigador ha sido de gran ayuda para que algún día esto sea posible.
McCarthy, convencido de que algunos de los mecanismos de la inteligencia humana podían ser reproducidos con precisión en un ordenador mediante el software adecuado, se daba cuenta que era muy complicado escribir ese tipo de programas, por lo que inventó el lenguaje de programación Lisp y publicó su diseño en 1960. Este lenguaje, que ha influido en otros más recientes y populares como Python o Perl, es uno de los más antiguos que aún se emplean y se enfoca precisamente en la programación de sistemas de inteligencia artificial. John McCarthy habia nacido el 4 de septiembre de 1927 y era llamado cariñosamente por sus amigos “Tío” John. Por sus contribuciones en el campo de la IA fue galardonado en 1971 con el Premio Turing. Realizó varios trabajos en el MIT durante la década de 1950 y los primeros años de la siguiente. En 1962 pasó a la Universidad de Stanford donde creó el Laboratorio de IA de Stanford, que durante muchos años fue el más serio (y amistoso) competidor de los proyectos relacionados con la IA que encaraba el MIT.
Reconocido visionario, en 1961 y durante un discurso ofrecido en ocasión de celebrase el centenario del MIT vaticinó que los avances próximos avances relacionados con los ordenadores conducirían a un futuro en el que el poder de cómputo y las aplicaciones podrían ser vendidas como un servicio, tal como ocurría con el agua o la electricidad. Hoy día prácticamente todos pagamos mensualmente un abono que nos permite acceder a la red, más o menos como lo imaginó este hombre hace 50 años.
